|02. THE BOY WHO SITS ALONE

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—Un café latte para llevar, por favor —pidió una chica.

Albus la conocía de vista, ella venía al café todas las mañanas a la misma hora y pedía lo mismo. Su compañero, Jonas le había dicho que hasta le hacía ojitos, pero Albus no se había dado cuenta. Y tampoco era que le importaba ¿o si? Albus sabía perfectamente que no le interesaban las chicas y se reía ante la reacción de sus compañeros cuando se portaba indiferente frente a las mujeres que trataban de darle su número.

Pero la razón por la que Albus no le prestaba atención a la rubia que tenía enfrente, era ni más ni menos que un chico. Un chico sentado sólo, en una esquina del local. Todas las mañanas pedía un café y un trozo de tarta de chocolate y, con auriculares puestos se enfrascaba en la lectura de un libro.

A Albus le intrigaba mucho ese chico, a tal punto de no dejarlo dormir por las noches. Había tratado de hablar sobre eso con Gwen, pero no se sentía cómodo hablando con ella acerca de sus sentimientos, es decir, tampoco la conocía tanto. Hubiera dado todos los galeones del mundo para tener a su hermano allí y poder contarle sus problemas.

—Mierda, cuanto extraño a James —pensó.

La rubia bufó frustrada cuando le guiñó un ojo a Albus y él sólo le entregó el café e inmediatamente llamó al siguiente en la fila. Por su parte, Albus no dejaba de mirar al chico. Él siempre llegaba al mismo tiempo que Albus y se iba minutos antes.

Tampoco era que Albus lo vigilaba… pero había algo en él que lo intrigaba. Él solo lo había visto de cerca una vez, pero sólo eso bastó para que no pudiera dejar de pensar en él.

—Chico lindo a las doce en punto —oyó susurrar a una de sus compañeras mientras otra soltaba una risita.

Albus levantó la vista y lo vio. Él estaba parado frente a él, con el libro bajo el brazo, los auriculares colgándole alrededor del cuello y una expresión de cansancio en el rostro.

—¿Hola? —habló— ¿Piensas atenderme o te quedarás allí parado?

Albus enrojeció. Se había quedado estático cuando el chico se acercó y podía jurar que no había estado pestañando.

—Lo siento —murmuró en voz baja, pero pronto recuperó su compostura—. ¿Qué te doy?

Rápidamente reparó en el doble significado de esa pregunta y tuvo que reprimir una risa. Él también pareció notarlo porque sonrió.

—Café negro para llevar, por favor.

Torpemente, el azabache fue hasta la máquina de café y empezó a llenar un vaso bajo la atenta mirada del chico.

—¿A nombre de quien? —oyó a su compañero, Jonas, decirle.

—Luka —respondió. Albus miró a su compañero y asintió.

Tomando un marcador escribió el nombre del chico en el vaso. Una idea muy loca se cruzó de repente por su cabeza. Sabiendo que iba a arrepentirse más tarde, anotó bajo el nombre su número de teléfono.

Como quien no quiere la cosa, Albus le pasó el vaso al chico, a Luka, y sus dedos se rozaron. Una descarga eléctrica recorrió todo el cuerpo del azabache. Luego de que Luka se fuera sonriendo, Jonas lo miró extrañado.

—¿Acabas de darle tu número a ese chico? —preguntó sorprendido.

—¿Hay algo de malo con eso? —preguntó.

Jonas negó rápidamente.

—Claro que no, sólo que no me hubiera imaginado que… ya sabes, que tirabas para el otro lado.

Albus rió.

—Ya calma, hombre, no es para tanto —y luego añadió—. Tampoco creas que voy a saltar encima tuyo en cualquier momento. No eres mi tipo.

Jonas rió y ambos volvieron al trabajo.

—¿En serio es gay? —escuchó a dos de sus compañeras hablando—. Vaya desperdicio.

—Ahí se extinguieron mis posibilidades de tener algo con él.

Por primera vez en toda su vida, a Albus no le molestó que la gente hablase a sus espaldas. No les prestaba atención.

Lo único que cruzaba por su mente en esos momentos era la sonrisa del chico que se sentaba solo en la esquina del café cuando estaba abandonando el local.

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Albus, Albus, Albus... ¿se hubieran imaginado que haría algo así?

Nos leemos, Hermosuras!

Los quiero <3

3. | WRONG ~ Albus SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora