|23. WEDDING

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Se miró al espejo y suspiró frustrado. Acomodó el moño que su madre le había ajustado al cuello y forzó una sonrisa. El traje le quedaba más suelto de lo que recordaba, por lo visto había bajado varios kilos desde que había escapado a Nueva York.

Esa mañana había visto a Maia y ella se había mostrado muy feliz de verlo. Albus sólo podía sonreír falsamente y asentir a todo lo que decía. Quería mucho a Maia, pero no podía verla más que como una amiga. Y el miedo a romperle el corazón fue lo que no le permitió terminar con el compromiso antes.

Parado fuera de la carpa donde se celebraría la boda, Albus se refregaba las manos con nerviosismo. No estaba preparado para eso, pero debía solucionar todo con Maia, sus padres y Luka. Recordó las palabras que le había dicho James cuando se enteró que le gustaba Scorpius y no pudo más que sonreír.

—A la mierda lo que piense el mundo, Al. ¿Está mal? No, amar nunca está mal. Si lo que en verdad quieres es estar con esa persona, debes luchar por ella. Amar es lo que nos hace ser humanos. Los seres humanos cometemos errores, pero amar a alguien no es uno de ellos —había dicho su hermano. Era en momentos como ese cuando Albus extrañaba más que nunca a James.

Su madre salió de la carpa y le indicó que debía entrar, que la ceremonia estaba por comenzar. El pánico lo invadió. No podía hacerlo. Todavía estaba a tiempo para desaparecer, pero Chloë Malfoy, quien venía corriendo hacia la carpa lo hizo detenerse. La rubia lo miró sonriendo con complicidad y gesticuló un “suerte”, antes de entrar.

Albus supo lo que tenía que hacer y entró decididamente a la carpa.

*****

El ministro de boda no paraba de sonreír mientras hablaba y los miraba a él y a Maia alternadamente. La chica a su lado irradiaba felicidad y Albus se sintió muy mal por ella. ¿Cómo decirle a tu novia en el altar que no la amas y que eres gay? A Albus no se le habría ocurrido, pero a Chloë sí. El azabache asintió frente a la pregunta del ministro.

—Maia Smith, ¿aceptas a Albus Potter como tu esposo para amarlo y respetarlo…? —preguntó esta vez el hombre.

Maia miró sonriendo a Albus.

—Sí, acepto.

—Si alguien se opone a esta unión que hable ahora o calle para siempre —habló el hombre. Era ahora o nunca. Albus cerró los ojos con fuerza, esperando que las cosas estallaran.

—¡Yo me opongo! —exclamó Chloë haciendo que todos los presentes volteasen a mirarla. Albus sonrió a la rubia parada en medio del pasillo—. Vaya, siempre quise decir eso en una boda —rió, sacándole una sonrisa a más de uno.

Muchas personas en la carpa la miraban molestas, entre ellas Ginny, Maia y los padres de esta.
—¿Qué diablos, Chloë? —susurró Scorpius a su lado tirando de ella para que se sentara. Albus no podía creerlo, el día anterior, el rubio lo había arrinconado en su habitación y besado y ahora parecía muy interesado en que la boda del azabache continuase.
—¿Y a ti qué te pasa? —la miró molesta Maia.

Chloë miró uno por uno a los presentes en el lugar y rodó los ojos.
—¿Es que nadie se dio cuenta todavía? —bufó la chica.

Sacó su varita del bolsillo y, frente a los expectantes invitados hizo aparecer un armario en el lugar donde antes se encontraba Albus. Ninguno de los presentes entendía lo que sucedía y menos cuando puerta del armario se abrió y un muy sonriente Albus salió de él.

—Hola, familia —dijo Albus efusivamente—. ¿Se dieron cuenta que acabo de salir del closet?

El caos se desató en el lugar inmediatamente. Murmullos, risas, gritos. Todo era un descontrol. La sorpresa en el rostro de Ginny era inmensa, a su lado, Harry sonreía.

Aprovechando la oportunidad, Albus tomó a Chloë de la mano e, ignorando los gritos de Scorpius y de los padres de Maia y el llanto de la novia, salieron corriendo de la carpa.

La rubia se apareció en el aeropuerto, llevando a Albus con ella. Las risas no tardaron en llegar. Por más que la situación no fuera para nada divertida, la forma que se le ocurrió a Chloë de decirlo sí lo fue.

—Gracias por todo, rubia —abrazó Albus a la chica.

—Más te vale que no pierdas esta oportunidad, Potter —amenazó sacando un boleto de avión del bolsillo.

—Te adoro.

—¡Te visitaré! —gritó.

Albus ya se alejaba, pero se dio vuelta y agitó una mano en señal de saludo, antes de volver a correr.

Debía regresar con Luka.

****
YA
SÓLO
QUEDA
EL
EPÍLOGO.

-Josefina

3. | WRONG ~ Albus SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora