|16. MY MEMORY FAILS

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Las cosas con Luka no pasaron a mayores esa noche. Compartieron un par de besos más y, luego de pasar un buen rato mirándose a los ojos, terminaron durmiendo abrazados.

Albus se sentía cómodo con Luka durmiendo entre sus brazos, pero esa comodidad fue interrumpida cuando, a la mañana siguiente, el teléfono de Albus comenzó a sonar.

—Apaga eso, maldita sea —murmuró Luka con la voz ronca, hundiendo su rostro en el hueco que se formaba entre el hombro y el cuello de su novio.

Albus estiró la mano y buscó a tientas su celular. De un golpe, rechazó la llamada entrante y se dio vuelta para seguir durmiendo y abrazar nuevamente a Luka. Para su irritación, el celular volvió a sonar. De mala gana y ganándose un par de protestas por parte de Luka, atendió el celular.

¿Albus? —se escuchó del otro lado de la línea. El azabache no podía identificar al dueño de esa voz.

—¿Quién habla?

Peter —respondió. Albus se extrañó, ¿cómo diablos había conseguido el novio de Gwen su número—. Necesito que vengas ya. No sé qué le sucede a Gwen. Se despertó extraña, no me reconoce. Lo único que quiere es verlos a ti y a Cameron. ¿Puedes venir, por favor?

Albus no entendía nada de lo que Peter le estaba diciendo. ¿Cómo no lo reconocía? ¿Y por qué diablos quería hablar con Cameron, si hasta el día anterior se llevaban peor que perro y gato? Entonces Albus cayó en la cuenta de lo que sucedía. Había sido su culpa. El Obliviate le había salido mal. Había leído que los hechizos intensificaban su poder cuando las emociones del mago estaban a flor de piel. Y ese día, Albus estaba demasiado preocupado por su acosador y aterrado porque Gwen había descubierto su secreto.

Le había borrado la memoria a su amiga.

—Voy en camino —dijo para después cortar rápidamente.

—¿En serio te tienes que ir? —preguntó Luka haciendo un puchero que a Albus le pareció lo más tierno del mundo.

El azabache asintió y se inclinó para darle un dulce beso en los labios. Se puso su camiseta, que extrañamente estaba tirada en el suelo de la habitación. Albus no recordaba cómo había llegado allí.

Luka lo miraba aún acostado en la cama, prestando atención a cada movimiento del azabache. Sonrió involuntariamente.

—Prometo que te llamo —dijo Albus besándolo nuevamente y saliendo rápidamente de la casa.

Alrededor de veinte minutos más tarde, Albus llegó al edificio al mismo tiempo que Cameron. Albus no se esperaba verlo allí ya que prácticamente le había dicho a Gwen que su sola presencia le molestaba. Al subir las escaleras, se encontraron con un Peter muy preocupado, sentado en el pasillo, al lado de la puerta. Cuando los vio, se levantó de un salto.

—Gracias a Dios que vinieron —suspiró aliviado—. Está adentro, no me deja hablar con ella, está muy exaltada.

—¿Te dijo qué pasó? —preguntó Cameron.

Se lo notaba un poco molesto. Por lo visto no estaba en sus planes pasar la mañana del sábado en la casa de su ex mejor amiga. Peter negó.

—No me reconoce —respondió—. Lo único que quiere es hablar contigo.

Cameron rodó los ojos y entró a la casa de Gwen. Albus pudo ver que una sonrisa ladeada apareció en su rostro por un par de segundos. Cameron estaba por hacer una maldad y Albus lo sabía.

El azabache se dirigió a Peter y comenzó a interrogarlo acerca del estado de la castaña. Cuanto más hablaba el chico, más se convencía Albus de que él había sido el causante de su pérdida de memoria.

Finalmente le agradeció a Peter por haberlo llamado y le dijo que iba a tratar de encargarse del problema. Abrió la puerta para adentrarse en la casa, pero lo que vieron los dejó en shock. ¿Cameron estaba besando a Gwen?

¿Qué diablos? ¿Dónde había quedado el “vete a la mierda”? ¿Y el “me tienes harto”? Albus no entendía nada.

—¿Gwendolyne? —preguntó Peter claramente enojado.

Cameron sólo se separó de ella sin ninguna expresión en el rostro. Gwen aún no se había movido de su lugar y miraba fijamente a Peter.

—Hey, inglesito —dijo Cameron como si haber besado a Gwen hacía un par de segundos no fuera la gran cosa—. Necesito hacer una llamada ¿puedo ir a tu casa?

Albus asintió aún confundido y le tendió las llaves al castaño, quien abandonó tranquilamente la casa.

Apenas se hubo ido, la discusión entre Peter y Gwen no tardó en llegar. Albus se aburrió luego de un rato de ver a la pareja pelear y decidió ir a interrogar a Cameron sobre lo que había pasado entre Gwen y él. Aún no lograba entenderlo, pero lo que oyó cuando se acercó a la puerta de su casa le hizo poner los pelos de punta.

—Te digo que le lanzaron un Obliviate, mamá —decía Cameron—. No lo sé. Tal vez sabía algo que no tenía que saber. Potter, sí. Magia, mamá.

Albus se quedó helado. Cameron no podía saber nada de la magia, no debía. Un fugaz pensamiento cruzó por su cabeza y lo aterrorizó. ¿Y si sus padres habían enviado a Cameron para vigilarlo? No, eso no era posible, sus padres no sabían dónde estaba. Rápidamente tomó una decisión y, varita en mano, entró a su casa, cerrando la puerta detrás de él.

Cameron se dio vuelta sobresaltado y, al ver a Albus apuntándole con la varita, sonrió.

—Dime ya quién diablos eres —exigió Albus.

—¡Lo sabía! —exclamó Cameron visiblemente emocionado, confundiendo aún más a Albus—. ¡Sabía que eras un mago!

—¿Cómo…?

—Vamos, es decir, todo el mundo mágico conoce a los Potter. Son celebridades.

Albus no entendía nada. ¿Cómo sabía del mundo mágico?

—Dime quién eres —volvió a exigir.

—Cameron Brown —respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo, burlándose un poco del azabache.

—¿Eres un…?

—¿Mago? —Albus asintió—. No, no lamentablemente. Pero mi madre es bruja —Albus pareció tranquilizarse al oír eso, ya que bajó la varita y se cruzó de brazos, esperando para oír la historia de Cameron—. Mi madre vino a Estados Unidos y conoció a mi padre, él era un no-mag, creo que en Inglaterra los llaman muggles, se fue cuando se enteró que mi madre estaba embarazada. Así que salí igual que mi padre, sin magia. Cuando te conocí supe inmediatamente quién eras, pero mamá no me creyó.

—¿Tu madre es inglesa? —preguntó Albus— ¿Fue a Hogwarts?

Cameron asintió.

—Fue al mismo año que tus padres. ¿Lavender Brown? Me contó bastante sobre ustedes.

A partir de allí, ambos chicos se sumergieron en una interesante conversación acerca de la vida de Cameron y de la magia, ignorando los gritos que llegaban a ellos desde la casa de Gwen.

—¿Entonces tú borraste la memoria de Gwen? —preguntó Cameron. Albus asintió y contó cuando la chica lo había descubierto haciendo magia. Cameron estuvo totalmente de acuerdo con la decisión del azabache, alegando que en su lugar él hubiera hecho lo mismo.

—¿Te puedo preguntar algo? —Cameron asintió—. ¿Por qué besaste a Gwen?

El azabache había recordado la conversación que habían tenido acerca de “No más Gwen” y cuando Cameron le había dicho que estaba viendo a alguien. No entendía por qué lo había hecho.

Cameron sonrió.

—Quería asegurarme que no sentía nada por ella —respondió—. Además, debiste ver su rostro, ¡fue muy divertido!

Albus no pudo evitar reírse.

3. | WRONG ~ Albus SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora