|22. MALFOY

381 48 17
                                    

Durante lo que tardó el viaje en el avión, Albus estuvo sentado en medio de sus padres. Parecía que Harry y Ginny lo escoltaban como a un prófugo que estaba siendo llevado nuevamente a su país aunque, de alguna forma, lo era. Ginny no dejaba de hablarle a su hijo acerca de la boda, de las cosas que habían preparado con Maia, de la recepción y de las flores, pero Albus no la escuchaba.

La mente del chico estaba en un lugar muy lejano y no prestaba atención ni siquiera a una palabra de lo que estaba diciendo su madre. Los recuerdos de la noche anterior se repetían en su mente una y otra vez. Él y Luka besándose. Los labios de Luka recorriendo su cuello. Sus dedos acariciando cada parte del cuerpo del castaño. Los ojos de Luka mirándolo con ese brillo característico que tenían. Él acariciando el cabello de Luka…

Se le escapaban muchas sonrisas al recordar esos momentos, sonrisas en las que Ginny reparaba.

—Eso que estás diciendo es muy bonito, mamá —respondía Albus y su madre parecía satisfecha. La pelirroja seguía hablando de los vestidos de las damas de honor y Albus volvía a su mundo, junto a Luka.

Para alivio de Albus, su madre cayó dormida momentos más tarde y él tuvo la oportunidad de descansar un poco. Decidió dormir todo lo que restaba del viaje, ya que corría el riesgo de que, tanto Harry como Ginny se despierten y le pregunten cosas de su vida en Nueva York, cosas que Albus no estaba dispuesto a contar.

Se despertó en lo que le parecieron minutos después con un vaso de agua que le habían lanzado en el rostro, cortesía de su padre, y empezó a juntar sus cosas para bajar del avión mientras oía a su madre reprenderlo por despertarlo de esa manera.

—Relaja, Gin —intentaba calmarla Harry—. Era sólo una broma.

En la opinión de Albus, su padre estaba mucho más tranquilo que la última vez que lo había visto, meses atrás. El viejo Harry estaba tenso todo el tiempo y parecía llevar el peso del mundo en sus hombros. Esta nueva versión parecía haberse tomado diez calmantes y una poción anti-estrés. A Albus le gustaba mucho más la nueva versión de su padre, relajado y bromista, como decía su tía Hermione que era en los tiempos de Hogwarts. No extrañaba para nada al Harry Potter estresado.

Cuando llegaron al Valle de Godric, a Albus lo invadieron la nostalgia, el miedo y el nerviosismo. Hacía meses que no veía su casa de la infancia y estaba feliz de estar allí nuevamente. Pero… ¿qué tal si había gente en la casa? Lo ponía muy nervioso el hecho de que se oyeran risas provenientes desde el interior.

Entró intentando disimular los nervios y con sus padres pisándole los talones. Al entrar, las personas en la sala de estar enmudecieron. Lily, Drake, Chloë, Scorpius y Rose lo miraban fijamente muy sorprendidos. Albus no podía descifrar ningún rostro, ya que un montón de cosas parecían pasar por sus mentes en esos momentos.

La primera en reaccionar fue Chloë, quien chilló de alegría al ver al azabache y saltó a sus brazos. Albus la abrazó con gusto. La chica Malfoy era una de las pocas personas que Albus realmente estaba feliz de ver.

—Te extrañé un montón, idiota —exclamó la chica depositando un beso en la mejilla de su amigo.

—Yo también, rubia —dijo separándose de su amiga y yendo a saludar a los demás, mientras la tensión invadía la sala.

La última vez que Albus había visto a Lily, ella le había gritado que lo odiaba, Scorpius se había enojado con él por haberse comprometido (algo irónico, ya que él ahora estaba casado con su prima) y con Rose jamás había tenido buena relación. Él único con el que se llevaba bien, además de Chloë era Drake, al que saludó con un abrazo.

Lily se echó en sus brazos, llorando a rienda suelta, pidiéndole perdón por haberlo tratado mal la última vez que se vieron y por haberle dicho que lo odiaba. Albus no pudo hacer menos que perdonarla, era su hermanita pequeña después de todo y la quería mucho. No quería estar peleado para siempre.

Saludó a Rose y a Scorpius con un asentimiento de cabeza y, tras decir que tenía que acomodar sus cosas, subió a su antigua habitación. La verdad no tenía mucho que acomodar, ya que lo único que había traído era una muda de ropa y un par de cosas más, pero no tenía planeado quedarse. Miró su habitación, estaba igual a como la había dejado meses atrás. Se dio cuenta que su madre había limpiado casi a diario, porque no había ni una mota de polvo en el suelo.

Dejó la maleta sobre la cama y se dedicó a observar el Valle de Godric a través de su ventana hasta que unos golpecitos en la puerta lo sobresaltaron. Scorpius estaba recargado en el umbral de la puerta sonriendo.

—No tienes idea cuánto te extrañé, Al —dijo él entrando al cuarto del azabache.

Albus suspiró. No estaba de humor para soportar a Scorpius en esos momentos.

—¿Qué quieres, Scorpius? —preguntó un tanto molesto.
—A ti. Quiero que todo vuelva a ser como antes —Albus abrió los ojos como platos. ¿Realmente había dicho eso o era sólo la imaginación de Albus?

El azabache esperaba que sólo fuera su imaginación pero, al ver el rostro de Scorpius, se dio cuenta que lo había dicho muy en serio.

—¿A qué te refieres con "antes"? —escupió el azabache— ¿Antes cuando le metíamos los cuernos a mi hermana? ¿Antes cuando jugábamos a ser los mejores amigos de Rose y terminábamos besándonos en cualquier lugar? ¿O antes, cuando le decías a Maia que íbamos a jugar Quidditch y lo único que hacíamos era...? —Albus se detuvo bruscamente, sabiendo que si seguía hablando la cosa no iba a terminar nada bien—. No tenemos nada a que volver, Scorpius.

El rubio pareció ignorarlo ya que se acercó peligrosamente a Albus, haciéndolo retroceder atropelladamente. Posó una mano en la mejilla del azabache, tratando de que lo mirara.

—Vamos, Al, sé que tú me extrañas tanto como yo a ti —sonrió.
—Lo único que extraño es al que era mi mejor amigo. Ahora, lo único que puedo pensar es cuán lejos quiero estar de ti, Malfoy —dijo indiferente. A Scorpius no le importó el odio con el que le hablaba su ex-mejor amigo, sino que, en un rápido movimiento, estampó sus labios contra los del azabache. Tiempo atrás, Albus habría dado todo por un beso de esos, se habría sentido en el cielo con tan solo rozar los labios del rubio. Pero ahora, lo único que sentía era remordimiento y asco. La imagen de Luka apareció en la mente de Albus y empujó a Scorpius con todas sus fuerzas—. ¿Qué diablos crees que estás haciendo? —gritó.

Scorpius sonrió.

—Recordándote cómo se sentía.

Albus no pudo hacer otra cosa que mirar con desagrado al rubio y salir lo más rápido posible de la habitación.

—Mejor ve a besar a tu esposa, Scorpius.

Albus sabía que debía hacer algo para solucionar el problema en el que se había metido. Le había prometido a Luka que volvería, pero aún estaba Maia, quien lo esperaba al día siguiente para casarse. Un plan surgió repentinamente. El azabache sabía que iba a funcionar, pero necesitaría ayuda. El nombre de Chloë apareció en su mente y Albus sonrió antes de ir corriendo escaleras abajo en busca de la rubia.

*****
Okay, no sé si voy a poder publicar pronto, por eso les dejo un capítulo más...

¿Qué les parece? Dejen su opinión!

Pregunta random: ¿de qué país son?

Los quiero <3
-Josefina

(-2)

3. | WRONG ~ Albus SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora