Yuri temblaba de pies a cabeza, ¡No podía creer lo que estaba sucediendo!: ¡Lo estaban rechazando! ¿Cómo se atrevían? ¡¿Cómo!?
Sus puños, apretados al punto en el que sentía la forma en que sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos, se hallaban tan temblorosos, que parecía que estaba sufriendo un ataque, y Yuuri se preocupó por él, mas su expresión no delató esa misma preocupación. Estaban conversando como personas civilizadas, y si Yuri no respetaba eso, sería su problema.
Pero las palabras de Yuuri fueron tajantes y sinceras: No solo no le gustaba, tampoco estaba interesado en salir con alguien ocho años menor que él. Yuri abrió la boca para expedir alguna excusa, un paupérrimo intento por cambiar la opinión contraria, pero el semblante de Yuuri no lo ayudaba a vocalizar las palabras.
Las lágrimas entonces brotaron de sus ojos, lágrimas de ira, frustración y desconsuelo. Lágrimas amargas que corrían sobre la palidez de sus mejillas. Yuuri bajó la mirada para no verlo, y Yuri se sintió peor.
—¡Ya verás! —exclamó con decisión—. ¡Volveré cuando me haga mayor, y entonces ya no tendrás excusas para no caer ante mí!
Ese repentino ataque de confidencia descolocó un poco a Yuuri, quien no se lo esperaba.
—Yurio, yo...
—¡Silencio! —Yuri no quería escuchar palabra alguna. No quería más rechazos. Era su turno de atacar—. Esto que digo es una promesa. Me importa una mierda Viktor, tú serás mío, ¡Y yo siempre cumplo con mi palabra! —se secó las lágrimas rápidamente, y lo apuntó con el dedo—. Katsuki Yuuri, quizás ésta no será la última vez que nos veamos, pero sí la última vez en la que me rechazarás, ¡Tonto! —sacó la lengua, y giró sus talones antes de retirarse de la escena, con la cabeza en alto pero con el corazón doliendo.
Nunca más lloraría por ese gordo.
Transcurrieron unos largos cinco años, y una gran cantidad de cosas sucedieron. Yuri ganó varias competencias, se dejó crecer el cabello, y tuvo varias relaciones amorosas fallidas a pesar de no haber olvidado su promesa. Creció más de lo que siquiera pudo imaginar, y no podía evitar sonreír con satisfacción al percatarse de la forma en la que en esos instantes era más alto que personas a las que no podía alcanzar a la edad de quince.
Todavía pensaba en Yuuri.
Un día, encendió el televisor y comprobó que él y Viktor se comprometieron, y pensaban contraer matrimonio en Estados Unidos. Así, con una sonrisa cínica y fuego corriendo a través de sus venas, decidió que era el momento ideal para retornar a Japón.
El cerdito se llevaría una sorpresa que no olvidaría.
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Promesa de conquista
FanfictionTras cinco años, Yuri Plisetsky regresa a Japón con un único fin: Conquistar a Katsuki Yuuri.