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Jungkook llevó a Lisa  hasta la habitación en dónde había estado encerrada unas horas antes.

Cuando abrió la puerta sus pasos se dirigieron directamente hacia la gran cama adornada  en medio de la habitación. 

Depositó un suave piquete de sus labios en las mejillas de Lisa y le sonrió como un niño a punto de hacer una travesura  antes de arrojarla  juguetonamente al centro del colchón. 

Lalisa pegó un  gritito cuando aterrizó, ya que había caído en una extensión un poco irregular. 

La luz de la lámpara de noche se derramaba sobre su cuerpo, sin ocultar nada.


Todo su cuerpo expuesto para Jungkook.



Los ojos del pelinegro la recorrieron, hambrientos y salvajes. 

Su respiración era irregular,  y un bajo retumbar estaba disparando dentro de  su pecho. 

El corto vestido blanco que usaba su muñeca  revelaba sus pezones hinchados y ansiosos. 

Jungkook estaba muriéndose por tocarla. 

Lisa sintió el calor llameante de Jungkook bajo su mirada. Deseaba que él dijera algo para romper la loca tensión que estaba sintiendo. 

Solo estaba allí, admirándola en un terrible silencio como si de un premio gordo se tratase. 

Otorgando su deseo, Jungkook habló por fin.

—  Recuérdeme premiar a la dependiente de esa tienda que sugirió este vestido para ti — 

Lalisa soltó una risita, logrando relajarse. 

Se apoyó sobre sus brazos aun tumbada en la cama. 

— ¿Así que obtuviste ayuda después de todo, eh? — 

— No soy erudito en cuanto a la ropa de mujer se trate.  Pero...  este vestido te queda de muerte, nena. Desde aquí puedo ver todo tu coño palpitar por mi — 

Le dijo dando una de sus infames sonrisas peligrosas. 

Lalisa se revolvió, inquieta y temerosa por su oscura mirada de depredador. 

Jungkook  usó una rodilla para tumbarse sobre la cama. 

Gateó hacia ella,  inmovilizándola contra el colchón  cuando estuvo sobre su cuerpo.

— Quiero hacerte el amor Lalisa.... —

Y sentir como la  erección de Jungkook  golpeaba contra su centro era prueba viviente de lo que decía.

— Jungkook... — 

Lisa trago grueso,  perdiéndose en su mirada y en la forma que palpitaba su vagina con solo sentir el roce de aquel bulto sobresaliente.  

— Pero estoy algo nervioso —  Admitió bajo el hechizo de los grandes ojos de la pelichocolate. 

Una confesión que Lisa  no esperó escuchar. 


LOVE KILLS ▪|SLAVE|▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora