Al llegar a la escuela, note que tendría la compañía silenciosa, ya que Gerald estaba en otro asiento. Sabía que era día de salir con él, pero no pensaba llamarlo. Lo menos que quería era que me preguntaran que me pasaba. Así que como buena hija, fui a ver el partido de James en el receso. Pero no podía evadir a todos, al menos a David no.
-¿Estás bien?-Me pregunto cuando llego.
-Sí... no te preocupes.-Respondí con una pequeña sonrisa. Pero fingiendo mantener la mirada en el juego. En ese momento, vibro mi celular. Había recibido un mensaje de Gerald. Mi corazón comenzó a latir otra vez. Sentí un nudo en la boca del estómago. Y sentí que me mareaba. Pero David seguía allí.
-Me preguntaba si quieres hacer algo hoy... Es viernes y casi no nos dejan tareas.- Dijo. Pero yo no pude evitar, no leer el mensaje, que decía:
¿Podemos salir hoy?... ¡Prometo divertirnos más que la última vez! ;).
-No gracias, está bien. Te llamo luego.- respondí mientras le daba un beso en la mejilla y me marchaba.
Mientras caminaba me di cuenta que era una estúpida. Era la peor amiga del mundo. ¡Quién demonios deja a su mejor amigo, por irse con un chico al que casi no conoce!.
Pero es que había algo de Gerald que nos conectaba. Algo de mí, quería conocer más de él. Creo que me gustaba el chico malo. Pero ¿Eso sería malo?.... Quería descubrir algo nuevo. Y eso nuevo, era Gerald.
Saliendo de clases, salí junto con Gerald. Él me llevo a ver una película la cual fue muy divertida. Era sobre tres locos que se emborrachan y hacen locuras en las Vegas, eran como los tres chiflados, solo que más actualizados. Después fuimos a comer a mi restaurante favorito, que era italiano. Yo pedí pizza y él pasta. Aunque al final terminamos comiendo uno del plato del otro. Luego dimos una pequeña caminata mientras entraba la noche. El silencio nos acompañaba y una fresca brisa de la tarde nos envolvía. El cielo era naranja, casi sin nueves. Era hermoso como poco a poco se tornaba rojo entre amarillo, era una explosión de colores. Una explosión de emociones.
Al llegar a casa nos despedimos con un tierno y cálido beso. Sus labios húmedos entre los míos. Era increíble. Sus besos eran como una "pastilla mágica" para mí. Aunque me tenía que poner de puntillas para alcanzarlo, pero no me importaba, supongo que a él tampoco, tener que inclinarse un poco, de vez en cuando. ¡Mi corazón latía a mil! Sentía su respiración y el aroma de su gran perfume. Después de eso no dijimos nada, el silencio solía ser nuestro idioma, y parecía que los nervios y la timidez nos comían a ambos. Y es que ni yo sabía que era esto que sentía, como se llama esto. ¿A caso era amor?. Sin embargo siempre nos dibujaba una sonrisa.
-¡Bien!-Dije rompiendo el silencio.
-¡Bien! -Oye... gracias por todo. Me la pase muy bien. -Respondió.
-¡No hay de que! Me gusta esto.-Dije, después de morderme el labio inferior.
-Bien... yo te llamo luego.
-¡Ok!.
-Bye.
-Adiós.-Dije agitando la mano.
Nadie sabía de esto excepto mi nana. Sabía que a mi padre no le gustaba que saliera con ningún otro chico que no fuera James, por los tratos que tenia con Will Ronson. Y no se preocupaba por David porque siempre decía que él no era nadie y por lo tanto no había nada de qué preocuparse. Sabía que así aseguraba un futuro multimillonario con James y conmigo. Pero antes de cerrar el portón y caminar por el sendero hasta la puerta de entrada, sentí un nudo en la boca del estómago, algo no estaba bien. Así que me di la vuelta para asegurarme de que Gerald se había ido. Vi que él doblaba la esquina. Entonces dirigí mi mirada al otro lado de la calle. Vi a papá. Él tenía su mirada en mí, como cuando un león asecha a su presa. Tenía algo de demonio en esos ojos grises. Vi al cielo, y vi como el sol se ocultaba entre el cielo rojo. Sabía que lo había visto todo. Me quede paralizada. El viento soplaba fuerte y era frío, muy frío. No me quitaba la vista de encima, se comenzó a doblar las mangas de la camisa al mismo tiempo que caminaba hacía donde yo estaba. No sabía que iba a pasar, solo sabía que sus demonios se estaban desatando, y debía correr. Mi mente estaba en blanco, mi corazón latía muy fuerte y muy rápido, no sé si en algún momento dejo de latir, casi no que podía escucharlo. No respiraba, no era nada. Solo miedo.
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360°
Teen Fiction¿Qué haces para que una persona vuelva a ser quien era? ¡Averígualo en 360! Una novela que te hará llorar, reír, odiar, sentir, amar, luchar, ¡Vivir!. Llena de emoción, amor, ternura, intriga y misterio. Una historia donde conocerás a cada personaj...