Capítulo 21

29 2 0
                                    


Al entrar sentí un olor exquisito a pollo y a pastel de vainilla, mi favorito. Así que fui al comedor de donde provenían risas. Contemple a James muy sonriente, a sus padres, y a mis padres.

Todos aplaudieron incluyendo los sirvientes. Tome asiento frente a mi padre dibujo en su rostro una pequeña y muy tímida sonrisa. Comimos en paz y a gusto. Luego prosiguieron con el pastel.

Pero en medio del postre, James se puso de pie, me vio a los ojos sin dejar de sonreír.

-Señores Brintz: primero que nada, les agradezco por esta hija tan hermosa que tienen, que a pesar de sus cambios...- NO PUEDE SER, ¡ESTE TONTO!- Yo la amo, ¡Porque de eso se trata el amor!- De repente sentí mucho, mucho frío, y mis costillas comenzaron a dolerme. En mi mente solo se reproducía lo que a partir de ese momento, días atrás, la semana pasada y a hasta el momento en que conocí a Gerald, había pasado. Todo en cuestión de segundos.

Entonces James se acerco, se arrodillo y saco una cajita roja de su bolsillo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entonces James se acerco, se arrodillo y saco una cajita roja de su bolsillo. ¡DIOS QUE VA A HACER ESTE IDIOTA! Pensé. Al abrirla, había un anillo con un diamante preciso.

-Emma tú sabes que he estado esperando este día por años... y al fin llego-Mi corazón comenzó a latir a mil- llego el momento que me atrevo a preguntarte- Me quería morir. ¡TRAGAME TIERRA! -Emma Brintz... ¿Me harías el honor, me podrías hacer el hombre más feliz del planeta, compartiendo el resto de tu vida con migo? – Este estúpido no entendía nada. Creo que ahora yo era la estúpida. James si me amaba de verdad y no le había, ni le importaba nada.

 James si me amaba de verdad y no le había,  ni le importaba nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Solo me congele. Dirigí mi mirada hacía el señor Brintz. Su mirada lo decía todo "No lo arruines".

Pero él no sabía lo que yo sí. Eso era más que evidente.

Mamá tenía los ojos vidriosos. Débora Ronson nos veía con una sonrisa pícara. Will Ronson, serio pero reflejaba emoción. Todos contemplando a la futura pareja. Pero no QUERÍA, NO PODÍA, NO DEBÍA. Sentí un nudo en la garganta y una lágrima se me escapó.

-No... No eres tú... ni yo.- Respondí. -¡Es mi padre!- Dije al mismo tiempo que lo veía.

Me levante inmediatamente de la mesa. Salí corriendo y comenzó a caminar, mientras lloraba en silencio buscando la casa de Gerald.

360°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora