Capítulo 10

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JAMES:

Desde que tengo memoria, Emma siempre ha estado con migo. En el jardín de niños, en la primaria, secundaria y ahora en la preparatoria. Siempre en la misma clase, sentados cerca. Pero ahora no pudo ser en la misma clase, no llevamos la misma carrera, ella quiere ser abogada y yo arquitecto. Sin embargo, llevamos el mismo destino.

Mis padres me han equipado y dado instrucciones de cómo debo tratar una mujer. Y que desde ya es mejor que me haga la idea, de que Emma es mi esposa. Uniremos nuestros apellidos y seremos una de las familias más poderosas y prestigiosas del país, tendremos hijos, una bella casa, grande y lujosa, tendré el auto del año, mis trajes serán hechos por un diseñador exclusivo. Viajaremos a todas partes, conoceremos a grandes personas. Emma podrá hacer lo que ella quiera. Quiero que sea feliz. Feliz siempre. Todo por el bien de ella. De nuestra familia. ¡La amo tanto!. Ella ha sido mi primer y único amor.

Cuando éramos niños trate de robarle un beso una vez. Pero ella no se dejo. Y me dijo que yo sería el primero que la besara. Sería su primer y único novio. Su esposo. Hasta que la muerte nos separara.

Solíamos jugar e imaginar nuestra boda. Sería todo como a ella le gustara. Hacía bocetos, es muy buena dibujando, ella me aseguraba que todo saldría bien, siempre que fingíamos que faltaban unas horas para el gran evento.

Imaginábamos nuestros apellidos unidos no solo en una hoja de papel, si no en nuestros corazones, en la lista de matrimonios del país. ¡En cualquier parte del mundo!.

Por eso, solo quiero lo mejor para Emma.

Cuando David me dijo, sobre el mensaje de Emma. Sabía perfectamente quien era.

Era obvio que yo no me iba a quedar de brazos cruzados viendo como Emma se iba con alguien más. Ella es mía y solo mía. No tenía porque irse con ese tipo. Estos días ha estado muy rara. Ya no es la misma de antes. Ha estado muy extraña y distante con migo. Creo que se le ha olvidado nuestro trato. Pero ya veremos si pesa más un simple capricho, o su destino.

Así que me vi obligado a poner esto en manos de quien fuera capaz de hacer más que yo. Fui a la oficina del Señor Richard después de clases. Al llegar le pedí a la secretaria que le dijera que yo estaba allí, ella me dijo que pasara a delante.

Al entrar estaba el señor Brintz sentado en su lujosa silla ejecutiva y fumando de espaldas.

-¿Qué haces aquí?- Me pregunto mientras exhalaba humo.

-Su hija... señor Brintz... Emma. Por ella estoy aquí.-Respondí, tomando asiento.

Giro su silla, y levantó la ceja derecha, mientras contemplaba el humo de su cigarro francés

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Giro su silla, y levantó la ceja derecha, mientras contemplaba el humo de su cigarro francés.

¿Dime?.-Dijo muy serio.

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