Al entrar recordé verlo en cada lugar de mi habitación. Recordé como marcamos de besos cada esquina. Cuantas risas y lágrimas de felicidad derramamos en las almohadas. Cuantas copas bebimos en la alfombra. Tenía su olor aún en mi armario. Su cepillo de dientes en el baño. Su lugar en mi cama. En mi corazón. Y su rostro, su sonrisa, sus muecas, cada momento... que. Vivimos. En mis cuatro paredes.
Mientras contemplaba las paredes, se reproducían en mi cabeza todos esos recuerdos, hasta la última palabra que lo escuche decir. Lo sentí tanto, que fue, como, si él estuviera allí. Hablándome al oído. Y cuando todo eso acabo. Respire. Y solo explote, como una granada cargada de emociones fugaces. Solo explote. Arranque cuantas fotografías pude. Las puse sobre mi cama y solo las abrace. Sabía que esos momentos no volverían. Solo se quedaría en mi mente, en mi corazón, en mi cuerpo. Solo llore. Llore. Y trataba de no recordar verlo sin vida. Trataba de interferir la transmisión del dolor, con los buenos recuerdos. Trataba de escuchar sus palabras en mi silencio.
-¡Porque!... ¡Porque me dejaste!- Dije con todas mis fuerzas, como si fuera a oírme. Coloque las fotografías contra mi pecho. Eran mi tesoro.-¡Me dijiste que no dejarías!... ¡tú eras mi fuerza! ¡Tú eras mi camino... con quien yo quería estar toda la vida!-Entonces vi la última fotografía que nos tomamos. El día de mí cumpleaños. La tome y en voz alta dije mientras la contemplaba: -Te amo y aunque ya no estás, te seguiré amando... si me hubieran dicho que se iba a derrumbar cada pedazo de mi vida, de mi mundo con tu partida... igual te seguiría amando... la vida no importa sin ti.
Lloraba como nunca antes. Me di cuenta, que era yo quien era de cristal. Casi en una semana mi vida había dado un vuelco. Y me había dejado sin nada, lastimada, enferma, sola.
-Eras el amor de mi vida... mi causa perdida .Todo va a estar bien.-Quería convencerme de ello-
Todo va a estar bien. Todo va a estar bien. Todo va a estar bien. Todo va a mejorar. Todo. Todo...
¡Gerald!.
Sentía que agonizaba. Me estaba muriendo. Muriendo por dentro. No podía. No sabía cómo. No sabía nada. Pensar que no lo volvería a ver, a escuchar. A, amar. Era lo peor. No lo puedo explicar. Esto era peor que el cáncer. ¿Cáncer?. Ese dolor no se compara con el que estoy sintiendo. De lo que en realidad creo que moriré.
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360°
Teen Fiction¿Qué haces para que una persona vuelva a ser quien era? ¡Averígualo en 360! Una novela que te hará llorar, reír, odiar, sentir, amar, luchar, ¡Vivir!. Llena de emoción, amor, ternura, intriga y misterio. Una historia donde conocerás a cada personaj...