Capítulo 16

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A la mañana siguiente, el sol entraba por la ventana. Yo estaba recostada en el pecho de Gerald. Le di un beso con una gran sonrisa. Él despertó y reaccionó igual. Vi detenidamente la habitación.

-¿En qué necesitabas mi ayuda?-Pregunto.

-Se que pensaras que es algo loco... pero recuerdas que te conté que mi padre le había sido infiel a mi madre antes que yo naciera, y el otro día, que escuché y vi a una señora con él en su oficina. -Respondí.

-¿Y qué tiene que ver eso contigo?- bajando la mirada, continúe:

-Bueno ayer, que fue la entrega de notas, me di cuenta que la madre de James tiene el cabello y la risa, igual a la señora que estaba en la oficina y es de apellido Ronson y tiene un hijo. También que los ojos de mi padre y los de James son del mismo color.- Mientras hablaba, observe como la sonrisa de Gerald iba desapareciendo de su rostro.

-Y no son iguales a los de su padre, y además tenemos la misma edad.

-¿Quieres decir? que crees que James es tu... -Dijo viéndome a los ojos muy serio. Note, que él tampoco se había atrevido a terminar la frase.

-¡Sí!... y necesito tu ayuda para saber si él ¡es mi hermano o no!

-Bueno, es algo raro. Pero claro que cuentas conmigo. Siempre.-Respondió y me beso.

Esa tarde al regresar a casa, encontré a James en la oficina de mi padre. Los salude y podía sentir la mirada seria pesada de el señor Brintz. Sabía que solo esperaba a que James se fuera para comenzar con su tonto interrogatorio. Mientras el encamino a James a la puerta, aproveche para tomar una goma de mascar que James había dejado sobre una servilleta y un cigarro de mi padre. Las metí ambas cosas en bolsas separadas, las escondí en mi habitación. Después pegue todas las fotos que habíamos tomado el día anterior y las de esa mañana al despertar. Luego baje a cenar, en la mesa ya estaban mis padres.

-¿En donde estuviste?- Dijo sin quitarme la mirada mientras bebía de su copa de vino.

-¡Por ahí!- Respondí jugando con un par de macarrones.

-¡En donde estuviste!- Grito. Mientras su mirada penetraba cada vez más en mí.

-¿Fumas?... –Dijo mi madre seria. ¿Emma qué te paso?-Agregó.-Tú no eras así. Emma molesta respondiendo solamente a la pregunta de su padre le dijo:

-¡Estuve en casa de David!-Respondí.

-¡Ahora resulta que no solo les hablas a los pobres, si no que vas a su casa!-Mientras hablaba, me puse de pie y comencé a caminar.

-¡Escúchame muy bien!... –Siguió diciendo.-¡Más vale que mejores esas calificaciones o James no va a querer como esposa a una tonta!

-¡Si claro!... eso está por verse.-Susurre sin voltear.

A la mañana siguiente al llegar al salón note que David no estaba. Lo cual me importo por muy poco tiempo. 

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