Capítulo 09.

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—¿Cómo es posible que se lo quieran llevar? ¡¿Acaso no ha visto que está muriendo?!

—Lo sentimos señora. Pero no sabíamos nada. Pensamos que había escapado y le había hecho algo al niño.

—¡Esto ya me tiene harta! ¡No estoy en condiciones para pelear!.
¡Salid de mi casa ahora! ¡Es mi hijo! ¡Quizá no de sangre pero es mi hijo! ¡¿Cómo le puedo hacer yo algo a una persona inofensiva!? ¿¡Cómo? —Esa era Marian, la que hablaba.

—Señores. Yo entiendo que vosotros no sabíais nada. Pero os invito a retirarse. Ella no se encuentra en condiciones para hablar. Mi abogado espera allá afuera. Tiene algo que platicarles.—dije de manera calmada, no podía perder mis estribos, no estando en una situación complicada.

Los señores asintieron y se fueron.

¿Os habéis preguntado que había paso?
Bueno, pues resulta que con todo lo que había pasado con Lucas, Marian había olvidado informar a la casa hogar de niños pequeños.

Tanto Marian como yo quedamos asombrados al ver a los abogados de la casa hogar, listos para llevarse al pequeño Lucas y no darle la adopción total a Marian.

Marian enloqueció al verlo proceder de esa manera.

¿es que acaso no tenían ningún sentimiento hacia el ser humano?

Bueno eso era lo que ambos pensaban. Se alegraban de saber que el padre de Marian se había ido a descansar. Si hubiese presenciado dicho acto escandaloso. Le daría un paro cardíaco de la impresión. Al menos eso consolaba Marian en su interior.

—Ya regreso, iré a ver cómo van con mi abogado ¿vale? —Traté de tranquilizar a Marian.

Marian asintió. Aún sollozaba. Veía en su rostro, angustia, tristeza, enojo e incluso cansada. Llevaba días acá en el hospital. Esperando a que le den el Alta al pequeño niño.

—Bien señores, todo esa legalizado. No hay trampas ni nada. Podéis revisarlo con calma. Pero no os llevéis al niño. Está en uno de los mejores hospitales de la ciudad por su bienestar.

Ambos abogados se ven así mismo y asisten. Les convenía a ambos acertar el trato. Además. Ya estaba legalizado. Solo faltaba un solo detalle.

—Esta bien —Habla uno de los abogados.

—Mañana os llegara una carta. Y espero que el pequeño se recupere
Pronto. Hasta luego.

Se despidieron y salieron felices.

sonreí Marian se llevaría una gran sorpresa

Medellín Colombia, Abril.

Señora me han llegado informes de la familia Muñoz. —entra a toda velocidad el secretario.

—¿Qué pasa con ellos? — Pregunta la jefa de este.

—Me he enterado que el pequeño niño tiene leucemia. Bueno eso aún no está del todo seguro, aún me falta averiguar.

La señora se alarmó. Cambio de rostro. De uno tranquilo a uno triste.

—Depositen el dinero que necesiten al banco. Ya yo me las arreglaré para que sepan que tienen dinero. —La señora se muestra triste.

—No creo que necesiten eso ahora. —Habla el empleado muy seguro de lo que dice.

—¿por qué dices eso? ¿Acaso sabes algo que yo no? —Se muestra indignada.

—¿Acaso no se ha enterado, señora? —La señorita no responde, dando a entender que no.

—Marian está comprometida con Wilson Connor.

—¿Él Empresario Connor? ¿Aquel mujeriego? ¿Comprometida?

—Si... Aquel al que usted le prohibió a su hija acercarse.

Ella enfureció.

—¡No metas a mi hija en esto!

—Lo siento.

—Organiza una junta para Wilson Connor. Veremos que se trae entre manos.

—Vaya, por fin tendré la oportunidad de conocer a Connor en persona. ¿Quién lo diría? Se ha metido con las dos hermanas. — susurro ella
















Narrador:






Al día siguiente, Marian se encontraba en el hospital, esperando a que Lucas pueda ser transferido a un lugar donde ya podrían visitarlo. O quizá, poder darle el alta al niño.

—¿ Se encuentra la señorita Marian Muñoz ?

Preguntan desde un lugar audible.

Marian no sabía él porque preguntaban por ella, era raro. A menos de que el banco quiera embargarles la casa.

¡No! Eso no podía ser. De haber sido así ¿no hubieran desalojado las cosas en vez de estarlas buscando? Eran tantas dudas. Sin embargo decidió responder.

—Soy yo. ¿Qué sucede ? —Marian pregunta esta vez decidida. No sabía porque la buscaban.

—venimos de parte de la trabajadora social.

Marian no quería saber más. Estaba segura de que le quitarían a Lucas.

—Antes que nada. Solo vengo a dejarle una carta. Después hablaremos con usted. Muchas gracias con su permiso.

Dicho eso sale tal sujeto, sin olvidar la pequeña carta de parte de la trabajadora social.

29 de julio de año en curso.

Inglaterra.

Querida señora Marian. Espero y mi carta sea de su agrado. Solo es para anunciarle su custodia legal y total del niño; Lucas Muñoz de la edad de casi siete meses de nacido. Con respeto un cordial abrazo. Y mis más sinceras felicitaciones por su boda. Espero y tenga muy buen día.

Atentamente; Hugo Morales presidente de organización H.N

¿Podría estar jugando con eso?

La respuesta era obvia. Pero ¿cómo sabía sobre su "matrimonio" con Wilson? De cierta manera era muy rara, pues ahora el pequeño Lucas no tendría necesidad de pasar por un hogar público para luego poder ser adoptado por ella.

El móvil de ella sonó.

Claramente el sobre apoco estupido que le había puesto hacia su "marido" aparece tras la pantalla del aparato.

—¿fuiste tú cierto?

Wilson sonrío. Sin embargo quizo sacar su lado sarcástico.

—Hola, "amor" -resalta la última palabra- yo me encuentro bien, ¿tú?, no sabes cuanta falta me haces tú también....

La actuación lo volvería cursi, y eso que ya se hacía notoria cada vez más.

—Contesta, si esto es una broma, Wilson; es de muy mal gusto...

El suspiro. Si pelean era peor.

—Si, fui yo, Marian. No es una broma; no bromeo con eso, sabes que eso es demasiado serio.

Marian quedó pasmada. ¿En serio el era su jefe y ella que ni sabia con qué tipo de ser se casaba?

Pues la historia iba para larga y de eso estaba muy segura Marian.

Un Bebé Con Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora