Capítulo 06.

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Tras haber dicho eso, No supe  que responder. Sabía que era emigrante. Pero no sabía de qué país venía, no subía si mirarle con lastima o nostalgia; pues no era de aquellas que solo gastaban y gastaban, ella era diferente, todas las mujeres eran diferentes, muchas presumían, como también muchas eran humildes como ella. Pensé. Ella era la versión distinta a todas las mujeres que había conocido, ella era ella no tenía que fingir ser otra persona para que Yo  la aceptara.

—Marian... —pensé en que decir—... Sé que no te he demostrado ser una buena persona, reconozco mis errores y, te pido perdón por todo lo que te he hecho pasar, por todo el mal trato que te he dado todos estos años que has trabajado para mí. Lo siento. Soy un gilipollas, y hare todo lo que esté en mi alcance para que consigas la custodia de tu sobrino. Si quieres un matrimonio para que puedas tenerlo, lo tendrás. Tenemos dos semanas. Para preparar la boda perfecta. Si así tú lo quieres claro...

Después  de todo  no tenía mal corazón, quizá su pasado lo hacía portarse así, muy frío. Quería saber el pasado que le atormentaba, quería saber porque era un mujeriego codiciado, quería ganar su confianza, quería convertirse en su mejor amiga, apoyarle. Si es que él le dejaba quería ser su apoyo incondicional.

quería decirle sobre el inconveniente del abogado.
Y suspiro muy fuerte y se confesó.

—Marian hay algo que quiero decirte. Y espero no te enfades conmigo —Habló Wilson nervioso. Marian asintió.

—Claro, dime.

—Veras, el día de mañana el abogado de mi padre vendrá para cono....

Marian lo corto con una voz tranquila.

—No te preocupes sobre esto, puedes decir que venga a casa. Que tenía que cuidar algunos días a mi padre y que en un descuido me había caído.

Buena mentira—pensó Wilson.

—¿cómo le diré?

—Así mira.

(...)

—Entonces así le diremos...

El lloriqueo de un bebé recién despertado los saco de su conversación, Marian corrió hacia la cuna, cogió al bebé y supo que era hora de darle de comer a bebé.

Al ver al sobrino de Marian y pensé que era su propio hijo; eran han parecidos. Piel entre morena y blanca, ojos color miel claro, cabello castaño. Era el bebé más hermoso que había visto. Y eso que a él no le gustaban los bebés, era la primera vez que se enamoraba de un bebé. Y pedí  cargarle.

—¿Puedo cargar mientras tú vas a buscar su comida?— pregunté  un poco nervioso. ¿Y si le decía que no?

Sug

claro, ven. ¿Sabes cómo coger un niño cierto?

Negué, tengo sobrinos, claro está, pero jamás en la vida me gustaron, sin embargo ese niño llamaba mi atención y mis gana de querer cogerlo en brazos  eran grandes

—Bien, mira solo le tomas con cuidado y listo —Marian le colocó cuidado a Lucas sobre mis brazos  y fue corriendo a hacer la leche del pequeño ser

No supe qué hacer, el pequeño ser lloraba desconsoladamente hasta que abrió los ojos y le vio bien y paro de lloriquear. ¿Tan Hermoso soy? Pensé arrogante.

Un Bebé Con Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora