Un Bebé Con Mi Jefe

Capítulo 22.

una semana  había pasado luego la la tragedia. Luego del funeral todo se sentía solo, sin vida... sin ganas de luchar contra la vida por alguien.

¿Marian? Completamente destrozada. Y con una carga más, 15 guardaespaldas detrás de ella a donde quiera que vaya.

Wilson estaba igual o un poco menos destrozado que Marian. Era de esperarse. Wilson convivió con Lucas pero no todo el tiempo. A comparación de Marian.

El padre de Marian. Había tenido otro paro cardíaco y ahora se encontraba recuperándose, era demasiado para Marian, su hijo... luego su padre... ¿que más podría ir mal?

Wilson estaba decidido a ya no seguir con la farsa. ¿Por que? Si que más daba. Marian estaba por la custodia de Lucas. Pero ya no tiene sentido.

Marian se encontraba en la habitación de Wilson, Durmiendo,  llevaban casi una semana durmiendo juntos, sin una barra de por medio llena de almohadas. Ella tenía pesadillas y se sentía protegida por él, entonces acepto sin decir nada al Wilson proponerle abrazarla y dejar esa estupida idea de las almohadas. Ella era cómoda, suave... y él necesitaba a alguien para no sentirse solo. La única cosa era que él no quería a Marian para tener relaciones sexogenitales. Y era lo raro, él jamás había dormido con alguien sin tener >sexo<  y luego no dejarla tirada al día siguiente. O incluso luego de follarsela 

—Marian...

Wilson no quiere despertarla, pero era hora de la cena y su padre y él la esperaban abajo. Ella pasaba todo el día durmiendo. O algunas veces trabajando. Pero él le prohibió seguir trabajando. Podría empeorar e incluso podría tener algún desmayo por tanto trabajo o algo así. Él doctor no era pero al menos  sabía que podría desmayarse por tanto estrés acumulado... aparte, no debía enterarse que alguien estaba robándole dinero de la empresa. Eso empeoraría las cosas, más de lo que ya están.

—¿Qué pasa? Tengo mucho sueño...—no podía permitir que no se alimentara. Solo había desayunado. En el almuerzo no pudo acompañarla porque lo llamaron de urgencia en la empresa. Y tuvo que ir a la dichosa reunión que solo sirvió para gritar lo poco productivos que son en la empresa. No hacen más que vagar, chismear y  ligar... ¿así quieren un aumento o un asenso? ¡Carajo! Si tan solo todos fueran iguales a Marian no hubiera discutido y se los hubiera dado sin siquiera pedírmelo.

—Vamos, cariño, tienes que comer... no has probado bocado desde la mañana. Lucrecia me dijo  que no almorzaste.

—No tengo hambre —hace berrinche aun con los ojos cerrados.

—Te prometo que si comes bien voy a darte una buena noticia. —ella abre los ojos rápidamente.

—¿De verdad? —, él asiente poco emocionado. 

Entonces ella se levanta rápido. Va al sanitario a hacer sus necesidades. La escucha cepillarse la boca y luego sale. Como una zombie viva. Ojeras... sin ganas de vivir. Pero bueno... solo él solo esperaba a que  se emocionara con la noticia.
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Al terminar la cena todo fue bien. Marián tenía algo de apetito.  Y todos nos despedimos ir a dormir. Marian y yo nos encontrábamos en mi despacho. Yo pensando en cómo darle la noticia y ella pues... curiosa por saber.....