Capítulo 07.

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Los días de descanso se  habían terminado, y con ello Marian hoy comienza a trabajar en la empresa

A pesar de que le había insistido en no presentarse a trabajar hasta la siguientes semana. Ella dijo que tenía que regresar porque tiene mucho trabajo pendiente.

No insistí tanto, era cierto lo que decía.








—Hija... Lucas tiene temperatura.

Marian se alarmó.

—¿Que tiene papá?—Pregunta ella preocupada.

—Lo veo muy mal, está desidratado...—Ha de tener infección.

Tras haber dicho eso, el pequeño ser devuelve el poco de leche y papilla que había dijerido en su estimado  hace un par de minutos.

—¡Joder papá hay que llevarlo al hospital!— Marian exclama asustada. Era la primera vez que le pasaba eso al pequeña Lucas.

Ambos no tenía coche. No tenían más que llamar a un taxi para ir a un hospital.

Tras veinte minutos de larga espera. Llegó el taxi. Ella subió con su hijo y su padre de camino al hospital.

¿Algo se le olvidaba a Marian?

(...)

—Buenos días, ¿Ha venido ya la Señorita Muñoz?

La joven secretaria negó seriamente.

¿Pero quién se creía Marian al venir a la hora que se le pegaba la gana?

¡Por ser esposa del dueño no tenía derecho a llevar a la hora que le apeteciera!

Rápidamente llamo a su móvil.

Un pitido...

Dos pitidos...

Tres pitidos...

Cuatro pitidos....

Y alguien contestó al fin.

"Lo sentimos, el número que usted marco se encuentra fuera de línea".

Esto ya era el colmo...

Me sentía frustrado. En cuanto llegará le sancionaría. Le diría que no mezcle lo personal con el trabajo...

Aún que; por otro lado quizá se sentía mal y por eso no había podido venir.

le había insistido tanto a Marian en que no viniera a trabajar. Pero ella quería venir.

Sin embargo no podía llegar a la hora que se le pegaba gana.

Tras casi dos horas de pensar y pensar... El sonido de su móvil vibrar se hacía presente en la oficina.

Rápidamente contesté no sin antes ver quién era.

"Cariño"

Era ella.

Si, me había emocionado de ver que ella me estaba llamando, pero recordé que seguía enfadado, si alguien estuviera acá conmigo. Pensarían que soy marica al tener algo así.

Contestó. No sin antes gritar.


—¡Señorita Marian Muñoz! ¡Muy buenos días! ¡¿Se podría saber a qué hora se le pegara la hora en venir a trabajar?!
¡Estamos casados y lo tomo en cuenta! ¡Pero eso no te da derecho a venir a la hora que quieras!






Marian solo sollozaba. Se sentía muy mal por la noticia que le acababan de dar.

¡El pequeño ser no tenía la culpa!

Un Bebé Con Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora