Capítulo 10.

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Algunos años antes...

Todo estaba completamente empapada, no sabía qué hacer, mi padre y mi hermana no estaban en casa y yo había olvidado mis llaves, la lluvia no paraba, no tuve más que ir a la cafetería del frente y al menos esperar a que mi familia viniese...
El que atendía la cafetería me conocía demasiado bien, por lo que cuando llegue me ofreció un chocolate caliente —demasiado caliente— para así no tener tanto frío, si. Sabía que la mojada me daría pulmonía pero que más daba, no podía quitarme la ropa ni mucho menos quedarme semidesnuda ante aquellas personas de paz... La cafetería también era biblioteca, y como era bastante obvio se encontraban muchas personas leyendo, con el sonido de la lluvia y una taza de té o chocolate caliente, ¿interesante no?

—¿Qué hace una chica tan guapa por acá sola, mojada y pensativa?

No respondí. Preferí callarme y decirle una grosería, odiaba cuando se me acercaban y coqueteaban conmigo.

—¿No hablas?

Seguí bebiendo mi chocolate caliente. ¿Quién se creía?

—Alex. Me llamo Alex.— me ofrece su mano a la cual rechazo inmediatamente.

—¡Vaya! Eres ruda he.

—No me encuentro de humor, por favor vete.

Pedí "gentilmente"

—Bien, solo no quiero estar solo, mi hermana menor me ha pedido que la acompañe a este lugar.

Su comentario no me interesó, ni siquiera me interesó.

—Bien, siéntate.

Ordene. No quería hablar, el dolor de cabeza era demasiado.

—¿No tienes frío?

No, verás, quiero pescarme una pulmonía, por eso me moje... Porque quería.

Ignoré lo que decía mi mente, al fin y al cabo. Esta sería la última vez que lo vería...

(.)

—¿En serio escribió eso te hermana? —solté una carcajada, llevaba más de una hora hablando con el joven que, pensé que quería ligar conmigo y fue todo lo contrario, había sido muy grosero con el. ¡Caray! Si ere chico era muy monisimo!

Estornude, me di cuenta que eran las ocho de la noche y mi padre ya había llegado a casa, por lo que me despedí. No había conocido no visto a su hermana menor, qué raro...

—¿Te vas? ¡Jo! Pero si me costó demasiado hablarte...

—Lo siento, pero no quiero morirme, aún que a decir verdad mi ropa ya está casi seca, de igual manera mi padre se preocupara si no llego a casa rápido.
¿Tu hermana no ha salido?

Mi pregunta lo deja sin habla...

—Veras...

Se rasca la nuca.

—Te mentí. Venía a buscar un libro, pero te vi. Y no supe cómo hablarte, aunque mi hermana si existe pero se encuentra en un viaje hacia Egipto.

Un Bebé Con Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora