Tratando de Restaurar mi Vida

195 11 2
                                    

Me desperté, al día siguiente, más temprano de lo que solía. Me bañé y me cambié. Al estar presentable y ya haber preparado el desayuno, subí a despertar a los demás. Los chicos se despertaron después de varios almohadonazos y amenazas de mojarlos con agua. Más tarde, fui a levantar a mi hermana, pero se me había adelantado. Parecía estar dentro del baño. Un pensamiento cruzó por mi mente. Si en verdad había existido Celene, debió quedar alguna pista, como el basurero, que no debió haberse tragado el cuaderno hace tan poco.

Busqué lo más disimulado que pude, por lo que, cuando Stella salió del baño, estaba metido de lleno en su armario y con tres prendas de ropa en la mano. Ninguna de ellas me era conocida.

-¿Jay? ¿Qué haces ahí?- Inmediatamente guardé todo, como entró, y cerré la puerta.

-Nada, es que… yo… am… está el desayuno.- Stella asintió, algo confundida.

-Está bien, ya bajo.- Asentí y bajé a desayunar. Estaba muy delicioso.

Celene POV:

Me reí, últimamente reía mucho. Supongo que era mejor eso que largarme a llorar. Estar rodeada de gente me impedía que las lágrimas salieran, no me gustaba mostrarme débil ante el público. Era sólo que ese tema del coma de Jay me tenía muy preocupada. Si debía decir la verdad, lo extrañaba. Pero había sido todo mi culpa, ya ni siquiera podría volver a mirarlo a los ojos.

-¿Celi, qué pasa?- Di un respingo cuando el brazo de Sebas tocó el mío.

-Lo siento, desconecté.

Estábamos sentados en el patio del instituto, yo, rodeada de los amigos de Sebastian, que se habían convertido en mis amigos. El cielo estaba cubierto de nubes, incluso parecía de noche de lo oscuro que estaba todo. De seguro llovería.

Los últimos ocho meses me había aislado completamente de las personas a las que un día había llamado "amigos". No le dirigía la palabra ni a mi hermano, a pesar que cada tanto contestaba uno de sus miles mensajes. A los demás, ni eso. Ahora tenía a Sebastian, quien había demostrado ser de confianza. A causa de esto, en una oportunidad en la que me había largado a llorar por un susto, había terminado contándole todo. Supongo que, al final, no logré contenerlo más. Al comienzo, había tenido algo de vergüenza, incluso me había asustado por la posibilidad de que me dejara a mi suerte, pero eso nunca sucedió. Sebastian me apoyó en todo momento, fue un gran amigo, de veras estuvo en el momento en el que lo necesité. Lo quería mucho.

-Celi, ¿estás bien?- Dejé caer mi cabeza sobre su regazo y cerré los ojos, quería aprovechar unos segundos para descansar. Ah, me olvidaba, también amaba el dulce apodo que me había puesto. A decir verdad, todo en él me encantaba.

-Claro, ¿por qué no habría de estarlo?- Mi voz lo dijo todo, parecía recién levantada en la mañana, bien malhumorada.

-Hey, ¿no tenían que terminar el trabajo?- Abrí los ojos para ver cómo mis nuevos... no, amigos no. Eran más... compañeros. Sí, vi cómo mis "compañeros" para verlos bajar sus cajas de comida china, junto con los palillos.

-¿Acaso nos estás echando?- Miré a Sebas, parecía querer decirles algo con la mirada, y los chicos entendieron.- Como sea, pero luego si aparezco en tu casa para un tiempo compartido, tú culpa.- Y lo señaló. Cuando el chico pasó por al lado de Sebas, mi amigo le dio un golpe en la pierna al otro, para luego recibir un vaso de agua fría que también me salpicó a mí. Me reí, haciendo que la mirada de Sebas cayera sobre mí con un brillo especial.

-Así me gusta, amo esa sonrisa en tus labios.- Mis mejillas se tornaron rojas, e intenté ocultarlas con mi oscuro cabello. Sebas me corrió el cabello y me miró a los ojos.- Sabes que me encantan tus mejillas sonrosadas.- Sus labios se fundieron con los míos en un beso casi perfecto, de no ser porque fue demasiado corto.- Vamos, debería cambiarme, tengo ropa en el casillero.- Se levantó y me tendió la mano, gustosa la acepté para ayudarme a levantarme.

Just Forget Me {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora