Preparándose para el Veredicto

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-En la comisaría.- Dijo Jay.

-Iré a buscarla, quédense aquí.

-Yo te acompa...- La puerta se cerró detrás de Tony antes de que Jay pudiera levantarse. Se rio y me miró.- Verá a Dolfi, la policía que te arrestó. Creo que le echó el ojo.- Me reí.

-Así que Tony pasará bien ésta noche.- Jay me atrajo más hacia sí, para apretarme en un intento de abrazo. Cerré los ojos, relajándome como me había recomendado Tony.

-Podemos arreglárnosla para no quedar atrás.- Sonreí con los ojos cerrados.

-¡Jay! ¡No! ¡Bájame!- El chico me había levantado como una bolsa de papa, sobre sus hombros.

-Shhh... Despertarás a los vecinos.- Detestaba cuando hacía eso. Comencé a golpearle la espalda y a debatirme.

-Detesto cuando haces esto. ¡Ay! ¿Qué he dicho?

-Cálmate o te doy otra nalgadita. No me tientes.- Mi cabeza comenzó a rebotar mientras Jay subía las escaleras. Me la tuve que sujetar con las manos.

-¿Puedes ser más suave? No quiero perder la cabeza. ¡Ay! ¡Jay! ¡No he dicho nada malo!

-Me tientas mucho, además, sirve para callarte.- Reboté en la cama de Jay cuando él me lanzó. Me crucé de brazos, fingiendo estar enfadada.

-Pues no me callaré. La la la...- Jay se arrojó en la cama a mi lado, sosteniéndose con el codo. Comenzó a pedir que me callara.

-O te callas o te callo yo.

-Me gustaría ver que lo intentaras.- Me burlé, retándolo. Abrí la boca para seguir molestando a mi amigo. Agradezco haberle dicho aquello, porque antes de volver a decir algo, me besó.

No lo detuve, aunque hubiera podido hacerlo. Me atrajo de la cintura para tomarme el muslo y quedar sobre mí. En ningún momento lo detuve, me dejé llevar. Hasta que caí en la cuenta de algo.

-Jay... yo...- El chico se encontraba a horcajadas de mí, con sus codos apoyados a los lados de mi cabeza, para no aplastarme.

-No tenemos que hacerlo si no quieres.- Negué con la cabeza, sí quería.

-No... Es que... no es tu primera vez y... no sé cómo hacer esto...- No quería decepcionarlo, pero de eso me di cuenta cuando razoné, más tarde, sobre el asunto.

-Si quieres decirlo que no quieres hacerlo mal, no lo harás. Y aunque lo hicieras, lo único que me importa es que eres tú. No cómo...- Lo besé. ¡¿Pueden creerlo?! ¡Tomé la iniciativa en algo! Dios, no podía creerlo, y tampoco Jay, se sorprendió. Luego siguió. Ninguna noche se igualó a aquella.

-Celene, ¿te encuentras bien?- Ya habían pasado quince días desde lo sucedido con Jay. Jalé de la cadena y salí, esperando que no se notara que había estado vomitando.

-Claro. ¿Noticias?- Tony se rascó la nuca y me hizo un ademán con la cabeza, así que lo acompañé a su habitación. Nos tiramos en la cama, ambos con las manos en el estómago, mirando perdidamente el techo.

-Hoy termina el período de presentación pruebas. Mañana nos dirán el resultado.- Tony reconoció mi silencio como que no había entendido.-  Significa que puedes ir a la cárcel antes siquiera de llegar a la corte.- De nuevo silencio. Suspiró.- Necesitamos testigos para hablen en la corte y que no vayas a la cárcel, sin corte, no hay testigos, por lo tanto, irás a la cárcel. No es tan difícil, ¿sabes?

-¿Cuánto tardó Dolfi en explicarte?

-Cuatro días.

-¿Con dibujitos?- Tony asintió, ambos reímos bajito, al menos todavía la habilidad de eso.- Agradezco que no estés en mi lugar. Tuve suerte, los asociaron conmigo.

-¿Por qué haces eso? ¿Por qué siempre están los demás antes que vos?- Suspiré.

-¿Sabes? No es la primera vez que me lo preguntan. Dany solía hacerlo, sobre todo. "¿Por qué tú y no yo?"- Dos lágrimas se escaparon de mis ojos.

-Cielo, te conozco. Sé que eres sentimental, insegura e inestable, así como también sé que eres muy inteligente y tienes experiencia evadiendo preguntas. Te advierto que no me engañas, así que dime la verdad. Responde, pajarita.

-¿Pajarita?

-Jay me quitó el otro apodo, necesitaba uno nuevo, ¿verdad? Ahora no me evadas o comenzaré a decirte rosa en vez de celeste.

-Bien. Creo que la razón por la que pongo a los demás antes que yo es porque yo ya estoy deshecha. Rota. Los demás pueden reconstruir sus vidas, yo ya no. Hay que sacrificar a los enfermos por los sanos, ¿verdad?

-¿Es eso por lo que te alejas de nosotros? ¿Crees que arruinarás nuestras vidas como si tuvieras una enfermedad? Pajarita, nuestras vidas no estarían completas sin ti.

-Qué dulce.- Tony se ganó un abrazo de mi parte. Sonrió.

-Prométeme que no te harás daño, que no harás ninguna estupidez.- Cerró los ojos, se estaba quedando dormido.- Prométemelo.

-¿Cielo?- Jay entró justo por la puerta, salvándome de responder. Tony se despertó.

-Te dije, "Cielo".- Le sonreí a Tony, quien ya casi se había dormido por completo. Me levanté de la cama. Jay se rio sin ruido, en realidad que daba gracia escuchar a otra persona hablando semi dormida. Me hizo un ademán con la cabeza, lo seguí hasta su habitación.

-Mañana darán los resultados de... bueno, no soy policía, no sé sobre ello, lo diré en nuestro idioma. Puede que mañana ya no nos veamos más.- Lo abracé y él em dio un beso en el cabello.- La citación es a las diez.

-Entonces supongo que deberíamos ir a dormir.- Le di un beso en el cachete, pero Jay no me soltó el brazo.

-¿Puedo dormir contigo?- Sonreí. Ambos nos arrojamos en su cama y me quedé dormida, acurrucada contra su pecho. No había nada mejor que eso. Aproveché la noche, por suerte, pues todo lo que siguió fue un caos.

Just Forget Me {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora