Habemus Vacaciones

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Narrador Omnisciente:

Si me preguntaran a mí, sus nuevos "poderes maternales" la alertaron de lo que estaría por pasar. No es tan extraño, como cuando tu madre te pregunta sobre lo que estabas pensando y nunca lo dijiste. Esa es mi humilde opinión, pero realmente creo en ella.

Nadie la recibió, pues todos seguían dormidos a pesar de que el sol ya había salido. No se enteraron del viaje. Celene estaba tan en otra cosa durante y luego de las sesiones de la corte que no se enteraba de lo que estaba sucediendo. Podrían llegar a perder el caso, podría ir a la cárcel, pero a ella no parecía importarle.

Stella ya casi no hablaba con sus hermanos, ni hablar de con Celene. Se pasaba los días con su amiga, la policía Roberta. La mayoría del tiempo Tony andaba a su alrededor, sin duda él era quien más hablaba con su hermana. Había comenzado una guerra de la que nadie se había enterado, una que jugaría un papel importante en la vida de Celene.

Tony realmente creía que se había enamorado de Roberta, y cuanto más estaba con ella, más creía que la estaba conquistando. Incluso habló con Celene sobre ello. Ambos estaban tirados en la cama de él, mirando al techo con las manos en el estómago.

-Esta habitación fue testigo de charlas importantes.

-¿Tienes algo importante que decirme?- Aunque Celene respondía normalmente, su cabeza estaba en otro lado. Tony suspiró.

-¿Recuerdas que me hablaste sobre cuándo amo a alguien? Pues pienso en eso todo el tiempo. Realmente creo que me gusta. ¿Puedes creerlo? Y creo que la estoy conquistando. ¿Tú qué crees?- Celene no respondió, ya había alcanzado las nubes.

Jay se dio cuenta de su falta de atención, su desesperación por la comida y, aún así, su mal estado. Sabía perfectamente que ella fingía las sonrisas, y el sufría a cada día. Jay lo atribuía al tema de la corte, creyendo que se recuperaría en cuanto ese asunto terminara. Jay lo comentó con sus hermanos una vez que estuvo verdaderamente alarmado, pero creyó que nadie le prestaba atención. Con Stella, al menos, estaba en lo cierto, pero Tony sí le había llevado el apunte. Desde entonces, dejó de enfocarse tanto en Roberta y empezó a prestarle más atención a Celene.

La familia se fue desmoronando poco a poco. Ninguno le prestaba atención al otro, Stella ya casi no vivía en esa casa, Tony embobado con la policía y Jay atento al caso y a Celene. Ninguno tenía tiempo para el otro. Es justo en momentos así cuando la gente es realmente quien es. Dale una máscara a un hombre y verás quien realmente es.

En una ocasión, Jay escuchó a su hermana hablando con la policía. Las chicas estaban en la cocina y Jay se encontraba detrás de la puerta de vidrio que daba al patio.

-Se ve mal, a mí me da pena, ¿a ti no, Stell?

-No.- Respondió sin dudar.- Esa perra sabe actuar.

-No lo creo, realmente está sufriendo e intenta ocultarlo. ¿De veras quieres seguir con...?

-Dolfi, merece lo que le va a pasar.

Jay no se lo contó a nadie, no quería generar pelea. Aún así, mantuvo un ojo en las chicas, pero nunca más volvieron a hablar de eso. Mientras tanto, Tony había intentado averiguar lo que le sucedía a Celene a través de preguntas sutiles, las cuales comenzaron a volverse más directas. Sospechaba que la cárcel no tenía nada que ver con su estado, y estaba en lo cierto. Sus sospechas habían surgido de una conversación con su amiga.

-Celene, ¿esas al tanto de lo que sucede en la corte? Es importante que lo estés.- Celene no respondió. De vuelta se encontraban en el cuarto de Tony en la misma posición que siempre.- Sé que estás alterada, pero podríamos perder el caso. Debes concentrarte, ¿quieres ir a la cárcel en ese estado?- Los ojos de Celene se abrieron, su mirada se volvió fría y distante.

-¿Cuándo crees que terminará el caso?- Tony trató de mirarla a los ojos, pero Celene lo evadió.

-Roberta me dijo que dos, en el mejor caso.

-¿E inmediatamente me meterán en la cárcel?

-No lo sé, pajarito. Deja de pensar en eso, ni siquiera tendrías la posibilidad de ir a la cárcel si...

-¿Crees que podríamos retrasar el caso?- Al principio, la voz de Celene era esperanzada, luego, como si se diera cuenta de eso, se volvió fría.- Tengo miedo.

-No, Celene, no te creo. Puede que tengas miedo, pero no te creo eso de que es la razón por la que estás así. Mírate, tú no eres nerviosa y te aseguro que no estás enferma. ¿Qué sucede? Ya te había advertido sobre mentirme, ¿qué escondes?- Celene comenzó a llorar, Tony sabía que estaba fingiendo. El chico se sentó sobre su estómago y la tomó por las muñecas. Entonces, Celene pareció asustarse y comenzó a llorar de verdad.

-¡No! ¡Quítate, Tony! ¡Sal de aquí!- Se debatió con fuerza hasta que Tony calló en la cama.- Basta, ya está bien, tranquila.- Tony se asustó, creyó que la chica realmente se había vuelto loca. Se quedó tan sorprendido durante unos segundos que la chica tuvo tiempo de salir corriendo hacia el baño, sin dejar de llorar.

Celene trató, por todos los medios, de retrasar el caso. Faltaba a las sesiones, robaba evidencia (la cual después devolvía), envenenaba a los miembros de la corte (por un corto tiempo). Hasta que, tres meses después, le asignaron un custodio. Se habían retrasado demasiado con el caso como para posponerlo por más tonterías. Los trucos de Celene se aplacaron, comenzó a fingir enfermedad, convulsiones, vomitaba (algunos de ellos a propósito) y lloraba demasiado. Tres semanas pasaron volando con esos trucos, llegaron a un punto en el que el juez se cansó y decidió darle a la chica y a todos los demás dos semanas de descanso.

Todos estuvieron satisfechos, no había una sola persona allí que no lo necesitara. Jay la cuidaba y la protegía donde quiera que fuera, al igual que Tony, pero el más chico también la obligaba a hablar. Ese mes Celene lo pasó entre el hospital (al que el custodio la obligaba a ir) y su casa, se obligaba a comer y trataba de no vomitar. Las caricias de Jay la ayudaron.

-Antes de comenzar el caso de vuelta,- Dijo el juez el primer día del caso. Todos ya estaban renovados.- te daré una advertencia, niña. El hospital ha dicho que estás perfecta; así que no más enfermedades, controla tus llantos y coopera con esto. De lo contrario, te encontraré culpable y te meteré en el agujero al que llaman cárcel. ¿Entendido?- Celene asintió, todos en el lugar notaron que no le importaba lo que el hombre decía.- Se abre el caso. Primer testigo.- Golpeó el martillo de madera contra el escritorio y Stella se levantó para sentarse en donde correspondía.- Recuerde que está bajo juramento, debe decir toda la verdad.

-Bien, señorita... ¿Stella Welst? Usted ha convivido con Celene durante bastante tiempo, ¿verdad?

-Pues, supongo. Ella se escapaba cada tanto y no volvía durante meses.- La sala entera se sumió en un silencio. Celene no prestaba atención, pero Jay sí, y fue cuando conectó las ideas.

-Objeción,- Jay se levantó de su asiento.- ¿puedo hablar con mi hermana afuera, su señoría?

-Petición denegada. Proceda, abogado.- Listo, Celene estaba condenada.

-¿Tiene idea de lo que hacía cuando estaba fuera?- Stella fingía bien, negó con la cabeza.- ¿Notó algún comportamiento extraño los días antes de marcharse por última vez?

-Pues, sí. La escuché hablando con alguien sobre algo terrible que había hecho. Dijo que se escaparía porque sino los policías la encontrarían. Ni siquiera se despidió, simplemente desapareció. Lo último que le dijo fue que no buscara, o acabaría igual.- Con esas palabras, Celene acababa de ser colgada.

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Hola! Tengo que decir que el título de este capítulo está inspirado en Alejandro Marchitto. Le conté que me habían dejado tarea de Latín para las vacaciones y él me dijo ''mandale a la profesora habemus vacaciones y no hagas la tarea". Así que este capítula va dedicado a él. ¡NO A LA TAREA EN VACACIONES!

Amigos virtuales (para los que necesitan y para los que no) y Amigas! Hasta el próximo capítulo.

Just Forget Me {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora