Un nuevo día despertaba en Ciudad Lazuli. El sol se levantaba en armas contra un cielo nublado, venciendo poco a poco a la amenaza de una lluvia torrencial. La gente comenzaba a respirar en un ambiente festivo, lleno de colores y formas mágicas, que anunciaban la llegada del carnaval. En cada esquina había personas ataviadas con trajes extravagantes repartiendo pequeñas hojas, que informaban sobre las actividades de la fiesta. Las calles, ya estaban completamente vestidas para la ocasión con cintas de colores, luces y faroles de papel, que prometían un brillante espectáculo nocturno. En medio de aquél momento de fantasía, nadie sospechaba de la presencia de miles de ángeles durmiendo profundamente en un valle a las afueras de la ciudad.
Ana se encontró de pronto encarando la luz del día, que se filtraba por su ventana. Abrazaba a la pequeña muñeca de trapo, mientras recordaba, una a una, las palabras de Eunice, quien había pasado la noche entera tratando de convencerla para que le dijera a Greg toda la verdad.
–¿Y qué va a pasar cuando se lo diga y enloquezca? No me va a querer cuando sepa lo que soy...si es que llega a creerme –le había preguntado Ana, cuando el amanecer estaba cerca.
–¡Es que no lo entiendo, Ana! No me quedan claras tus razones. Lo amas y él te ama también. ¿Por qué habría de rechazarte?, ¿por lo que eres? Tal vez no seas del todo normal, pero sigues siendo tú.
Ana la miró con el ceño fruncido, tratando de entender lo que decía.
–¿Normal?, ¿realmente crees que todavía queda algo de normalidad en mí? –le dijo, abriendo exageradamente sus brillantes ojos negros.
–Lo admito, no creería en todo esto si no lo estuviera viendo con mis propios ojos. Sé que eres un...ángel, pero ¿acaso no lo has sido toda tu vida? La única diferencia ahora, es que estás consciente de ello. Sin embargo, sigues siendo tú y Greg te ama por eso.
–¡No entiendes! Tú no puedes ver lo que yo veo...¡Es horrible, Eunice! Greg tiene demasiado dolor dormido dentro de él, y se despertará cuando yo me marche. Si le voy a destrozar el corazón, ¿qué caso tiene destrozarle también la razón?
–¿Acaso no confías en él? Tal vez sea lo suficientemente fuerte para dejarte ir, si conoce tus razones. Ana, lo harás sufrir innecesariamente.
–Prefiero que piense que lo abandoné, así su dolor se convertirá en odio y seguirá con su vida.
–Estás cometiendo un error. ¡Debes decirle la verdad! Él estará bien...Algo dentro de mí me dice que todos estaremos bien.
–¿Lo has visto?–le preguntó Ana con desgano–. Para mí los presentimientos no valen.
Eunice echó la cabeza hacia atrás, sintiéndose frustrada, y se tiró sobre la cama de su amiga. A las seis en punto se quedó dormida, mientras Ana miraba inmutable a través de la ventana.
–Lamento que te hayas desvelado. No falta mucho para que te vayas a la cafetería –Ana le habló a su amiga, ignorando que comenzaba a ahogarse con sueños extraños.
–Alex...nos dio el día libre –le respondió arrastrando las palabras como si sintiera que no las estaba pronunciando.
Cuando el cielo se pintó de naranja y rosa, Ana llamó a Laziel. La criatura apareció dentro del armario, ataviado con un pesado peto de metal similar al de Abadón, aunque más pequeño. También llevaba un pequeño casco antiguo, que le apretaba la cabeza, haciendo que sus ojos amarillos parecieran aun más grandes.
–¿Por qué estás vestido así? –le preguntó Ana tratando de ahogar la risa que luchaba por salir a borbotones.
–¿Crees que sólo los ángeles pueden pelear? –Laziel le contesto con toda la seriedad que se escondía en su pequeño cuerpo–. Debemos estar preparados.
![](https://img.wattpad.com/cover/147729071-288-k891801.jpg)
ESTÁS LEYENDO
LA BATALLA DEL ANGEL
Fantasía"La batalla del ángel" se puede considerar una secuela de "El dador de misterio". La novela narra un fragmento de la vida de Ana, quien resulta ser descendiente de uno de los caídos. Cosa que descubre una tarde mientras paseaba con su amiga. Esta...