Min Yoongi, de 29 años, se sienta a escribir los votos para su boda. La inspiración es difícil de encontrar, y una sugerencia (no tan) sutil de su mejor amigo, Kim Taehyung, abre una puerta a su pasado y se da cuenta de que nunca se cerró realmente...
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El cielo se había abierto y desatado el infierno de nuevo, justo cuando Yoongi subía a su auto. La lluvia había golpeado tan fuerte contra su parabrisas que estaba ligeramente preocupado de que se rompiese. El cielo retumbó, los relámpagos destellaron y él giró por la calle de Jin a salvo, con el auto intacto.
Salir del coche fue el mayor obstáculo, la lluvia cayendo tan rápido y fuerte que apenas podía distinguir la puerta principal.
Jin estaba dentro, lo más cerca que había estado en cuatro meses, y Yoongi estaba atascado.
Hoseok había llamado no mucho antes de salir de su casa, necesitando una explicación de por qué Taehyung estaba murmurando insultos con el nombre de Yoongi sin parar y sin ofrecer una explicación de por qué. Así que Yoongi lo había informado, y Hoseok había estado más o menos de acuerdo con su novio, y luego insistió en que colgara el teléfono para poder hacer el gran gesto que Taehyung insistía tanto en hacer.
Hoseok le deseó suerte y le dijo que había dejado a Jin en casa unas horas antes.
Pero Yoongi estaba atrapado mirando la casa de dos pisos bajo la lluvia, sintiendo que su corazón se apretaba con tanta fuerza en su pecho que anticipó un ataque al corazón. El entumecimiento en su brazo izquierdo nunca llegó, y sabía que tenía que llegar a la puerta, tenía que hacerlo.
Entonces lo hizo.
Estaba saturado antes de llegar al porche, sus zapatos chirriando sobre la alfombra de bienvenida cuando se detuvo, con las dos manos apoyadas en el marco de la puerta mientras aspiraba un par de respiraciones para calmar el frenético latido de su corazón.
Tocó antes de poder adivinarse y sintió que podía vomitar. Miró la alfombra de bienvenida, la caligrafía cálida que había visto en innumerables ocasiones en su vida.
Solo podía esperar que el corazón de Jin tuviera una alfombra de bienvenida.
La lluvia era tan fuerte y ruidosa que no oyó abrirse la puerta principal hasta que vio los dedos desnudos, y no fue hasta que escaneó dos piernas delgadas hasta una cintura delgada y hombros anchos, que se dio cuenta de que era Jin.
Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y su rostro carecía de emoción.
-No llamaste.
Los ojos de Yoongi se encontraron con los de él, y lo único que logró fue una pequeña sonrisa rota- ¿Mejor tarde que nunca?
Jin dio un paso adelante sobre la alfombra de bienvenida, arrastrando a Yoongi por los hombros, envolviendo sus brazos alrededor de él.
Yoongi se sorprendió; sus movimientos se ralentizaron cuando sus brazos se movieron alrededor de la estrecha cintura de Jin, su nariz presionando contra su cuello.
-Eres un imbécil- murmuró Jin en voz baja.
-Jin- dijo Yoongi, con las manos apoyadas en las caderas e intentó alejarlo- No, ¿de acuerdo? No me perdones.
