Min Yoongi, de 29 años, se sienta a escribir los votos para su boda. La inspiración es difícil de encontrar, y una sugerencia (no tan) sutil de su mejor amigo, Kim Taehyung, abre una puerta a su pasado y se da cuenta de que nunca se cerró realmente...
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-¡Jin!
El culpable se echó a reír, sus uñas se arrastraron suavemente por la piel de la espalda de Yoongi, presionándolo con más fuerza contra el estante en el que se encontraban. Yoongi hizo todo lo que pudo para dejar escapar un pequeño sonido de deseo cuando los labios de Jin se arrastraron a lo largo de la pendiente de su cuello, sus uñas se clavaron, otra vez.
No era el lugar más ideal de Yoongi si era sincero, considerando que estaban en un pasillo del supermercado al mediodía, besuqueandose muy cerca de los estantes de cereales con las manos de Jin sobre él. Y Yoongi sabía que, sin lugar a dudas, la descarada parte adolescente de Jin no había desaparecido nunca.
Yoongi siempre estaba aprendiendo cosas nuevas sobre el Jin adulto.
Al Jin adulto no le gustaban los Frosty Flakes que solía consumir casi obsesivamente cuando tenía dieciséis años. No, él ahora comía un cereal bajo en grasa, o algo así.
Esa era la razón por la que se habían levantado de la cama poco antes de las once, Jin le exigía que si iba a seguir durmiendo sin la promesa de un orgasmo, realmente quería su yogurt con cereal.
Yoongi pensó que ordenar comida a domicilio noche tras noche porque no querían ponerse los pantalones y salir de casa tendría que terminar en algún momento, por lo que se arrastraron fuera de la cama y se distrajeron más de una vez con la boca del otro antes de que estuvieran arriba del automóvil, y dirigiéndose al supermercado.
Era un poco tranquilo durante las vacaciones escolares, y Yoongi estaba contento. Eso significaba que no tenía que ser demasiado cuidadoso cuando sus manos acariciaban el culo de Jin o cuando se deslizaban por debajo del borde de su vieja camisa para agarrar sus caderas.
-Ooh, ahí está. Coge la caja roja, por favor.
Yoongi abrió los ojos, sin darse cuenta de que los había cerrado, y frunció el ceño a Jin.
-¿Qué?
Jin rodó sus ojos.
-Quiero esos- dijo, su mano le dio al muslo de Yoongi un golpe suave.
Yoongi miró por encima del hombro la caja a su izquierda, la levantó perezosamente y la arrojó a la cesta que había dejado a los pies.
-No tienen de estos en los Estados Unidos- dijo Jin deliberadamente.
Yoongi sonrió, sus manos agarraron las caderas de Jin otra vez para atraerlo.
-Bueno, eso es lo segundo que Estados Unidos no tiene.
Jin sonrió, perezosamente envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Yoongi.
-¿Y cuál es el primero?
Yoongi se inclinó, empujando su nariz contra la de Jin.
-Yo- susurró suavemente contra sus labios, inclinándose para sellar sus bocas en un suave beso.
