Cap. 3: Un cumpleaños... diferente.(parte I)

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Punto de vista de Gema.

Eran la pareja más enamorada que he visto jamás. Conozco a muchas parejas... bueno, no muchas, tal vez por eso me asombró aquella demostración de afecto que acababa de ver. Algo que no había presenciado nunca.

La mirada de Cristiana era como si tuviera estrellas. Ahora entiendo esa expresión. Su marido la sostenía entre sus brazos con una ternura que era difícil de imaginar en un hombre así... ¿Hombre?... Bueno, el punto es que me sentí una intrusa viendo el cariño ajeno. Y envidié a Cristiana como a nadie.

El amor y el cariño son cosas ajenas en mi vida. Pero esta reflexión no duró mucho. Solo hasta que ellos desaparecieron. ¡Desaparecieron! ¡Vampiros! Ellos... no existen... es decir, son personajes de cuento... ¿o no? Pero ese no es el punto. El punto es que al ver a Vince no tuve miedo. La verdad es que tenía ganas de patearle el culo (perdonen mi francés). ¿Por qué no me mataron? ¿No se supone que son asesinos? ¿Tienen hijos igual que... los humanos?... ¿Son humanos... muertos?

Miro a mi alrededor. Nunca he estado en una casa normal, pero me doy cuenta que esta no es una casa de campo. ¿Las casas de campo no son pequeñas y rústicas? No sé cuántas habitaciones hay, pero si tienen habitaciones para huéspedes inesperados, debe ser grande. Además de que la alfombra es mullida y de hermosos colores, no concuerda con mi idea de campo. Mi catre palidece al lado de esta enorme cama. Nunca toqué algo tan suave. Esto es demasiado para mí. Me siento fuera de lugar con mis jeans gastados y mi vieja camiseta de los Rolling Stone. Incluso sentarme en este sillón tan cómodo me parece un pecado.

Basta de pensar tonterías. Vamos a los hechos. Huí. ¡Huí! Dejé a mi padre. Me duele, no lo niego, pero también siento que hice lo correcto."Después de todo lo que hice por tí". "No permitiré que malgastes el sacrificio de tu madre". "Mocosa desagradecida". ¿Desagradecida, yo? Él es el desagradecido. Tuve que abandonar la escuela, ponerme a trabajar, soportar su alcoholismo, hacerme el adulto responsable.

-¡Desagradecido! -grité con furia, golpeando la pared con mi puño.

La puerta se abrió de repente, asustándome. Oscar está en el quicio. ¡Un niño vampiro!

-Perdona. No quise despertarte. -le dije lo primero que se me pasó por la mente.

-No lo hiciste. Yo duermo en el día.

-Ah.

Nos quedamos en un silencio incómodo. Él mirándome con sus ojos plateados.

-Estás enojada.

Suspiro sonoramente. Eso era evidente.

-Sí.

-¿Quieres hablar?

-No, realmente.

Otra vez el silencio.

-¿Podemos hacer algo? -pregunta al fin.

-¿Estás aburrido?

-Sí. ¿Qué ibas a hacer hoy?

Volví a suspirar. Hoy iba a intentar ser un día especial.

-Iba a salir de compras. Es mi cumpleaños... -pero mi viejo me robó y... 

-¿Es tu cumpleaños?

¿Se lo dije?

-Eh... sí.

-¡Vamos a celebrarlo!

Su cara se iluminó con una expresión de alegría que me robó el corazón. Y también me hizo ver las ojeras que tiene bajo los ojos y el tono grisáceo de su piel.

-Estás enfermo. -le dije acercándome y acariciando su mejilla.

-Soy como papá.

-¿Cómo tu papá? ¿Tu papá también está enfermo? -no me lo pareció. Todo lo contrario.

-Mi papá sigue la dieta vieja.

-¿Dieta vieja? ¿Pero no hay alguna dieta que te ayude?

-Me viste.

Me le quedé mirando. Sí, lo vi. Sangre animal.

-Ah.

-¡Vamos a celebrar!

-No es el mejor momento. -no tenía muchos ánimos de festejar nada.

-Pero yo duermo de día. -se lamentó.

Cómo podía negarle nada. ¡Es tan mono cuando hace pucheritos!

-Está bien. ¿Qué quieres hacer?

-¿Qué te gustaría? -me preguntó. Me encogí de hombros. -¿Qué pensabas hacer hoy?

-Cortarme el pelo.

-¿Más corto? Así te queda lindo... Mmmm, vamos a hacer un pastel.

-¿Sabes cocinar?

-No, pero hay libros de cocina y te puedo ayudar.

Bajamos a la cocina. Una cocina inmensa. ¿Los vampiros cocinaban su comida? ¿Qué comían?

Oscar saca varios libros de unos estantes y los mira con suma rapidez.

-Cuando hablabas de dieta, ¿querías decir de comida? ¿Ustedes comen hamburguesas cocidas?

Él se rió con ganas, con la carcajada natural y fresca, la de un niño mucho mayor.

-Hay diferentes clases de vampiros. -comenzó a explicar como un maestro frente a su clase. -Los puros y los evolucionados. De ellos hay otras ramas. -enumera con sus dedos.  -Hay los que viven de la sangre exclusivamente, como mi padre y yo, los que comen ciertos tipos de vegetales, los que comen carne cruda... He escuchado que hay algunos eque viven de los muertos. Y después están los adoptados.

No pude evitar estremecerme. O sea, que hay  varias "razas de vampiros". ¿Y yo? ¿Qué soy?

-Necesitamos harina, huevos...

Oscar se movía por la cocina mientras yo lo seguía. ¿Estoy en la casa de qué  clase de vampiros? ¿Estoy en peligro? No. Miro a este niño, que se divierte como cualquier niño humano, ensuciando y experimentando en la cocina.

Estoy tan metida en mis pensamientos que no me doy cuenta de lo que hago, hasta que...

-¡AUCH! -me corto el dedo.

Pero no tuve tiempo a llevármelo a la boca, porque otra boca lo está chupando con avidez. Oscar se movió con tal rapidez que me lo perdí. Comienza a gruñir cuando ya no obtiene ni una gota de sangre, Un sonido que me rompe el corazón. Él necesitaba alimentarse... y yo estoy acá. 

Me quito la muñequera de cuero que por tanto tiempo cubrió mi pecado y se la ofrezco. Oscar huele mi piel y al instante clava sus colmillos. No siento  nada. No duele. Por qué, no lo sé, y realmente no me importa. 

Oscar me sujeta con fuerza, no demasiada, pero ya no toma con desesperación, sino más calmado. Entonces, ví una lágrima rodar por su sonrosada mejilla. Una solitaria lágrima rosada.

-No llores, pequeño. -le dije, acariciando sus cabellos negros. -No duele.

Apenas ví cómo su rostro recuperaba su fisonomía, cuando levantó su cabeza y me miró con sus ojos de plata.

-¡Estás viva!

-Sí, eso creo.

-Pero...

Espero que les esté gustando esta nueva historia. (No parece un dormitorio de una cabaña, ¿no?)

Gema. Primer libro: Guardiana.(Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora