Punto de vista de Tiziano.
Por fin en casa.
...
Es irónico pensar en este pedazo de arquitectura rusa en medio del bosque de Minesota como mi casa. En realidad, no es mía. Y estoy aquí por Cristiana. Porque ella hizo posible el acercamiento con Vince. No. De mi parte nunca hubiera dado un paso para congraciarme con él, para perdonarlo. Y sé que de parte de mi padre... tampoco.
Ahora, gracias a esta compañera, tengo un lugar al que regresar. Un hogar. Una familia.
¡Puaj! Es empalagoso el amor que se profesan Vince y Cristiana. Ese verdadero amor que no tuvo con ninguna otra... Ni siquiera con mi madre. En realidad, ella no era su compañera, pero estaba tan desesperada por atrapar al gran Vasya Stravinsky, que lo embrujó para que darle su primer heredero. Tal vez por eso me resulta empalagoso. O tal vez porque aún no me ha tocado. Y espero sinceramente que no me toque. Porque ¿cómo se supone que me comporte como un cachorrito faldero? No, yo nunca. Nunca me comportaré como si todo dependiera de quien está a mi lado.
¡Mmmm! ¡Qué delicia! Dulce, apetitosa. Siento mis colmillos extenderse, a pesar de estar lleno... ¡Un momento! ¿Trajeron la cena? No hay nadie, excepto... ¡Oscar! ¿Qué demonio está haciendo? No lo puedo creer. ¡Ha mordido a un humano! ¡A Vince le dará un ataque! ¡De ira! Seguro que es una amiga de Billy.
-¿Qué has hecho? -debo alejarlo de ella antes que la seque.
-¡Suéltalo! -resonó una voz cargada de ira.
Apenas volteo, la... muy estúpida me acuchilla. ¡A mí! ¡Y continúa!
-¡Demonios! -no me queda de otra que soltar a Oscar y defenderme.
¿Defenderme? ¿De una simple humana? ¡Nadie me acuchilla y se queda lo más campante con el cuchillo en mano! Hey, la abofeteé. Sé que lo hice y cualquier humano estaría llorando y clamando misericordia. Pero esta... estúpida no desiste de su actitud. ¿Qué le pasa? ¿Por qué está enojada conmigo? ¿No ve que la estoy salvando de morir drenada? La tomo de la muñeca pero inmediatamente cambia el cuchillo a la otra mano y me hace un corte en mi antebrazo. ¡Maldición! Mi mejor camisa de seda. Pero esto no se va a quedar así... ¡Oh, no! No debí sujetarla así. Su sangre se ha derramado sobre mi brazo.
-¡¡¡Ni siquiera cerraste la herida!!! -le recrimino a mi hermanito.
-Nunca la cierro.
Ella se retuerce como serpiente. ¿Pero quién es esta niña? ¡Me ha mordido! No quiero lastimarla, no me gusta lastimar a las mujeres por muy enojadas que estén, pero si no suelta ese cuchillo ¡y deja de cortarme! le quebraré la muñeca. Y encima me da una patada en la espinilla. Mejor la suelto antes que la mate yo mismo...
¿Pero qué hace? Está cubriendo con su cuerpo a Oscar. ¿Lo está cubriendo de mí? ¿Lo está defendiendo de mí?
-¡Detente, Gema! Él es mi tío. -dice Oscar.
La tal Gema se detiene en seco y lo mira un segundo. Luego me mira con sus enormes ojos violetas.
-¡Oh! -baja el cuchillo sobre la mesada. -Yo... -se aclara la garganta. Seguro intentando pasar el nudo que se le formó. -Usted perdone. -se disculpó sonrojándose.
¿Puede haber una situación más extraña y a la vez hilarante, ridícula?
-Gema, te presento a mi tío Tiziano. -hizo la introducción Oscar con su bella voz.
-Bien, sería un gusto si no hubiera maltratado a su sobrino. - me recrimina un pelín enfadada, cruzando sus brazos sobre el pecho.
Me río. Lo tuve que hacer, lo juro. No pude evitarlo.
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