Cap. 15: Azul.

669 28 3
                                    

¡Esto es HO-RRI-BLE! Sentir, oir, ver, pero que otra fuerza manipule tu cuerpo a su antojo, es lo peor que he experimentado en mi vida. Es casi como... una violación. Excepto que en una, tú te puedes defender... o  lo intentas. Pero en una posesión, no tienes control sobre nada. Esta... fuerza, esta energía ajena, está dentro de mí. ¡DENTRO DE MÍ!

Puedo ver a todos, veo cómo Vince me ataca mientras los demás solo miran. ¿Es que nadie va a socorrerme? ¿Ni siquiera mi compañero?

-Emil. 

El mayordomo. Ese ser extraño. ¿Quién lo hubiera dicho? Un demonio. Porque otra cosa horrenda no puede ser. Es realmente... ¡Feo! Y debe ser alguien realmente peligroso, pues todos los vampiros se han puesto en posición de ataque. Esto me está asustando. Creí que los vampiros no le temían a nadie, pero es claro que Emil no es un ser inferior a ellos. Muy por el contrario. Cristiana a temblado como una hoja hasta que este desaparece. ¿Será un demonio como he supuesto, o algo mucho peor?

-¿Serías capaz de hacernos daño?

¿Oscar? ¿Qué hace él aquí? ¿Dañarlos? ¡NO! Debo salir de esto. ¡Debo escapar de esta fuerza! Algo... alguien debe tener la respuesta. ¿Quién?

Sus ojos... Azul medianoche. Tiziano. Él me está buscando. Lo siento a mi lado, a mi alrededor, como una brisa, una leve seda que intenta envolverme. Pero... no puede. No llega. Se desvanece. ¡¿Qué le ha sucedido en los brazos?! ¿Acaso... ? ¡Yo lo lastimé! ¡NO! No puede ser que solo sirva para dañar a los demás. No. Me niego a mi destino. Esto que está en mí, no soy yo. Tengo que dominar esto que me tiene atrapada... Si esto puede lastimar para defenderse, debe servir para remediar lo que he hecho. Yo lo hice, yo lo arreglo. Yo curaré sus brazos. Yo aliviaré a Tiziano... mi compañero... 

Puedo sentirlo. ¡Puedo sentir su frío vacío! Su serenidad. Mi ancla. No puedo dudar. Si tan solo lograra revertir la naturaleza de esto, cosa que pueda controlarlo en lugar de que esto me controle a mí.

Sus manos. Su frío. Él mismo. Ahí está la clave. Déjame llenarme de tí, Tiziano.

-Yo... jamás... los lastimaría... -declaro a pesar de que me falta el aire.

¡Al fin! Puedo hablar por mí misma. Esto es extraño, pero viable. Tengo un precario control.

¡Un momento! Ellos sabían lo que yo tengo. ¡Vince sabe que es lo que me pasa!

-¿Qué... es esto? -le pregunto mirándolo con lo que espero sea mi mirada asesina.¡Y otro diálogo vampírico! -¡Hablen conmigo! Billy, lleva a Oscar a un lugar seguro. Ahora... ¡expliquen!

La cosa esta fluctua en mi interior. Logro ver por el rabillo del ojo que los cristales de los ventanales se convan adentro y afuera como una pompa de jabón que se infla y desinfla.

-No sabemos lo que es. -aclaró Vince, sereno como si estuviera comentando el clima que se ve por la ventana. -Hay algo en tu sangre, un poder, que no tenía ninguna guardiana.

-Y tú querías que lo sacara afuera, ¿para qué?

-No que lo sacaras. Quiero que lo manejes, para utilizarlo.

-Como te habrás dado cuenta, esto no es soplar y hacer botellas. Apenas y lo tengo agarrado por los pelos.

-Carla. -llamó Vince.

No pude evitar que esa cosa levantara una barrera a mi alrededor, que obligó a Tiziano a soltarme. Carla no se detuvo ante eso.

-Imagina que eso que tienes en tu interior es una masa a la que debes darle forma. -me dijo con su cautivadora voz. -Cierra tus ojos para que te sea más sencillo. Así te podrás concentrar.

Gema. Primer libro: Guardiana.(Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora