Capítulo 10: 72 horas III

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Narra Cepeda


Comemos con los padres de Aitana, esos a los que en la academia había llamado suegros imposibles. Durante la comida todo son risas, la verdad podría acostumbrarme a ello, pero sabía que iba a tocar hablar seriamente una vez terminásemos de comer, porque Aitana querría explicaciones sobre mi comportamiento.

Cuando terminamos de comer subimos hasta su habitación, entro y veo que la habitación es Aitana en estado puro, veo muchos dibujos, peluches y fotos. Me paro en una en especial, la foto que nos hicieron en la academia yo tocando la guitarra y ella su nariz.

- Tampoco te flipes, solo puse la foto porque me pareció bonita. – dice ella detrás de mí.

- ¿Bonita la foto o yo? – sonrió

- La foto obviamente.

Nos quedamos en silencio y es Aitana quien rompe el hielo.

-¿Porque lo hiciste? – la miro extrañado- ósea ya sabes ¿porque te fuiste así sin decir nada y esa canción en instagram?

- Mira- digo sentándonos los 2 en su cama- vi a Vicente allí y me bloquee de acuerdo pensé que el tiempo que me habías pedido era todo una farsa y que solo lo habías hecho para que no me sintiera mal, pero que ibas a seguir con él de todas formas.

- Lo he dejado con Vicente esta mañana. – Su respuesta me pilla totalmente por sorpresa nos quedamos un tiempo en silencio ninguno de los 2 sabe que decir.

- ¿Todo bien? – me salen las palabras al cabo de un tiempo.

- Si...bueno no la verdad...supongo era inevitable que terminara mal, pero bueno con el tiempo supongo se curaran las heridas. – la noto triste y la comprendo al fin y al cabo es su primer amor y siempre se sufre.

- Te he echado de menos enana. – intento cambiar el tema.

- Que no me llames enana Luis. – dice tirándome un cojín.

Empezamos a pelear con los cojines de su habitación, después de un rato peleando nos tropezamos y ella se queda justo encima mío. Nos miramos a los ojos con nuestros labios separados por una distancia mínima.


Narra Aitana


Tiene unos labios preciosos, tengo unas ganas increíbles de lanzarme a ellos, pero también dudas muchas dudas. Aun así permanezco allí inmóvil, el tampoco se mueve nuestros ojos parecen mantener una conversación que ahora mismo no podemos mantener con nuestra voz.

El sonido de la puerta abriéndose rompe la magia del momento.

- Aita...Uy perdón perdón...- dice antes de irse cerrando la puerta.

Me levanto de encima suyo roja como un tomate, veo que él también está muy nervioso no deja de rascarse la nuca.

- Vo...bueno voy a...voy abajo lue...luego subo...va...bueno eso que ahora subo. – digo súper nerviosa.

-Claro claro, si yo te espero aquí.

Bajo hacia la cocina.

- No era lo que parecía...-digo avergonzada.

- No tienes que darme explicaciones cariño. – sonríe mi madre muy tranquila

- Mama de verdad, no ha pasado nada solo estábamos jugando con los cojines y pues nos hemos caído.

Digan lo que Digan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora