Narra Cepeda
Desconcierto, esa sería una palabra que definiría mi estado en ese momento. Daba vueltas a la casa, salía a la terraza a fumarme un cigarro y mi cabeza funcionaba a un ritmo elevado, como pensando que si subía la velocidad del funcionamiento de mis neuronas encontraría respuestas ante esa visita. Creo que eran los 20 minutos que más largos se me habían hecho, hasta que finalmente suena el timbre de mi casa y al abrir la puerta la encuentro al otro lado, con rostro serio como siempre aunque un poco más tenso que en anteriores ocasiones.
-¿Puedo pasar?
-Si...claro...adelante.
Cierro la puerta y la acompaño en el sofá, le ofrezco algo de beber por cortesía que ella acepta de buen agrado y después de irlo a buscar a la nevera y dejarlo encima de la mesita me siento en el sofá para iniciar la conversación. Veo que da un trago largo a su cerveza y que mueve sus manos con nerviosismo, está claro que no le apetece estar aquí, realmente no sé ni que está haciendo aquí.
-Bueno...-empieza a hablar pero sin levantar la mirada, como si fuera incapaz por el momento de enfrentarse a mis ojos- primero antes de todo....quería disculparme por mis desafortunados comentarios y por el comportamiento infantil que tuve hace 2 días. Dije cosas fuera de lugar y de contexto y que se que te hicieron mucho daño...así que te lo digo sinceramente lo siento mucho y te prometo que esos comentarios no se repetirán jamás por mi parte.
Primera sorpresa. No me esperaba para nada esas disculpas y menos viniendo de ella, quizás en otra ocasión hubiera pensado que era todo muy forzado pero esa no era la misma mujer que me ponía buena cara para aparentar, ni tampoco la misma que solo buscaba cordialidad en presencia de Aitana. Esa mujer se había tomado la molestia de venir a mi casa y había empezado con unas disculpas que eran lo más sincero que había salido de su boca hacia mí desde que la conocía.
-Tranquila Olga...disculpas aceptadas-levanta la vista y el primer contacto entre nuestros ojos se produce, una media sonrisa florece en su cara y veo como una parte de la tensión acumulada le desaparece de su cuerpo. Estaba claro que uno de los miedos principales que debía tener era mi reacción inicial, pero tampoco había ninguna necesidad de guardar rencor a nadie, no me habían educado así en casa.
-Veras...yo solo quiero lo mejor para mi prima...siempre miro por ella Cepeda. Siempre que cierro un contrato, siempre que cierro un evento, siempre que le aconsejo sobre qué hacer, como afrontar una entrevista, como afrontar las redes sociales, en todo momento busco su bien. No dudo que os queráis, se os nota y sé que mi prima desde que estáis juntos esta súper feliz como nunca jamás la había visto probablemente, pero tengo miedo por experiencias pasadas, miedo de lo que pueda pasar de aquí a un tiempo porque el amor se acaba y si este amor se acaba sé que mi prima quedara destrozada. Para ella eres más que su novio, eres su amigo, eres su confidente, eres la primera persona en la que piensa cuando abre los ojos y la ultima en la que piensa cuando los cierra, eres la persona que tiene siempre en mente cuando tiene alguna duda sobre qué hacer con su vida, su primer apoyo, el pilar en el que se apoya cuando las cosas van mal. Sus padres no saben nada de esto, no viven con ella en viajes, no conviven lo que yo he convivido con ella y sé que de las 24 horas que tiene el día, 24 estas en su mente Cepeda, te tiene presente en cada segundo, en cada minuto y en cada hora. Eres su todo y es la primera vez que la veo así te lo aseguro, por eso se que el batacazo si algo saliese mal aquí sería casi imposible de recuperar para ella.
-Sabes lo que pasa, que ella para mí también es todo eso. Que ella para mi es prioritaria en todo lo que hago, si ella siente dolor yo siento dolor, si ella esta alegre yo estoy alegre, si ella esta triste yo estoy triste. Somos uno desde hace mucho tiempo y jamás le voy a hacer daño si es lo que te preocupa. Os entiendo de verdad, sois su familia y es normal que estéis preocupados por lo que pueda pasar si se acabara esto. Pero es que es tan imposible que yo pueda desprenderme de esa niña. Si a ella la ves feliz como nunca, tendrías que preguntarles a los que me conocen de siempre como estoy yo. Me ha cambiado la vida y yo sin ella también estaría destrozado, así que no temas porque estamos juntos en lo de pensar en el bien de Aitana. Y no sé qué experiencias pasadas ha tenido Aitana, pero te prometo que no soy como ellos.
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Digan lo que Digan.
RomanceAitana Ocaña y Luis Cepeda, Luis Cepeda y Aitana Ocaña. 2 personas diferentes que probablemente si no fuera por un concurso como Operación Triunfo nunca se hubieran encontrado, pero la vida puso a uno enfrente de la vida del otro y viceversa. Esta e...