Capítulo 30: Yo soy de ti

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Narra Cepeda


La primera semana y media de Aitana en Los Ángeles había sido una fantasía, todo seguía igual que cuando se fue de nuestros 25m2, si, nuestros, así lo sentía yo. Pero la otra semana y media había sido rara, seguíamos hablando pero ella me respondía como ida o sin ganas, además alguna vez me había parecido en fotos que no llevaba la pulsera que le había dejado.

Hoy llegaba a Barcelona, Cosme y Belén me habían propuesto de ir, pero viendo la relación que estábamos teniendo estas últimas semanas había pensado que no era lo más correcto. Lo que nadie sabía es que si que estaba en Barcelona, y que si que tenía intención de verla más tarde.


Narra Aitana


Salimos de la estación. Abrazos, besos, lágrimas de emoción y felicidad. Subimos al coche. Dejamos a Olga en su casa. Cuando me quedo a solas con ellos es el momento:

-¿Porque no ha venido Luis?

-Se lo dijimos cielo...-empieza a contestar Belén- pero él nos dijo que te había notado un poco rara y había preferido que nos encontráramos los familiares contigo.

No respondo, simplemente me mantengo en silencio hasta llegar a casa. Una vez subo las escaleras de mi habitación, llamo. En otra ocasión quizás hubiera evitado llamarle, pero en esta necesito hablar con él.

-Hola guapísima ya has vuelto...-me responde la voz del gallego al otro lado de la llamada.

-He vuelto si, el que no estaba en mi vuelta es el que se supone es mi novio. – mi voz es muy borde, quizás demasiado, pero es lo que siento en ese momento. En ese momento se me acumula toda la rabia que sentí al ver esa foto, y la rabia de que él no me diera ninguna explicación aunque yo le solté alguna indirecta de cómo había ido la noche.

-Novio del que parece perdiste la pulsera

No me lo podía creer, encima tenía la cara dura de lanzarme reproches, después de todo lo que yo había sufrido esta semana, después de que mis últimos días en Los Ángeles hubiesen sido un poco malos sobre todo cuando no trabajaba por su culpa.

-Mira paso, si quieres que sea así, así será. –cuelgo enfadada. Y me dejo caer en mi cama.


Narra Cepeda


Sé que he sonado muy borde, pero no me ha gustado nada su respuesta irónica a mi saludo cariñoso. La verdad no entendía que narices había cambiado de la noche a la mañana, ni yo había hecho nada ni ella tampoco.

La noche en la que parece todo cambio, yo había salido con los hermanos Herzorg a un parque, allí había enviado un mensaje cifrado a Aitana, que por el whatssap que me envió había entendido a la perfección, la canción de los hermanos iba para ella.

Luego cuando se fueron a su casa, me encontré con Amaia y Alfred y fuimos a una discoteca, entonces pase allí un rato con ellos, hasta que nos fuimos y acompañándome al hotel, me despedí de ellos y me fui a dormir.

No entendía este enfado, no lo entendía para nada, y no me daba la gana que su vuelta a España empezara como había pasado 2 veces anteriormente en nuestra relación, yo huyendo por bobadas y separados por bobadas, así que paro el primer taxi que encuentro y le digo nuestro destino.


Narra Aitana


Abro los ojos y miro el reloj las 17:00 horas. Me había quedado dormida en la cama, supongo era el cansancio del jetlag. Habían pasado 4 horas desde que había vuelto, tumbada de lado, cojo el móvil y veo que no me ha vuelto a llamar desde que lo colgué, no puedo ocultar mi decepción. Decepción que por suerte no dura mucho.

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