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Cuando Sasuke se detenía unos momentos a reflexionar sobre su vida, como lo hacía ahora, sólo se le podía ocurrir que todo aquello, todos esos años junto a su Usuratonkachi sólo eran un hermoso sueño y que en cualquier momento podría despertar sin nada en sus manos. Él realmente temía eso porque no creía que él pudiera ser tan afortunado.

Perderse en su mirada era todo cuanto deseaba, todo cuanto necesitaba.

Lo veía dormir plácidamente

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Lo veía dormir plácidamente. Su rostro sereno lo llenaba de paz. ¡Cuánta paz anidaba ahora en su corazón! No se lo podía creer. Cuando otrora en su corazón sólo parecía habitar eternamente el odio y el dolor, jamás imaginó que aquel infierno cesaría. Pero su rubio mágico nunca lo abandonó. Siempre le tendió su mano, nada dispuesta a dejarlo ir, para que él pudiera encontrar el camino de regreso. Lo guió con sus cálidas miradas, con sus gentiles sonrisas y con sus sentidas palabras. Lo hizo regresar a él. Su dobe le ofreció más de lo que merecía, le concedió todo cuánto necesitaba para vivir, y no sólo sobrevivir al dolor. Su rubio lo amaba y no había nada mejor en este mundo que ese hermoso sentimiento que compartían.

Se sentía estallar en incontables explosiones debajo de su piel, profundo en su corazón. Cada vez que lo miraba, lo besaba o lo pensaba, todos esos fuegos artificiales le recordaban que estaba vivo, y que su vida era valiosa. Ahora, su vida tenía valor porque gracias a aquella mirada de mar tenía más de lo que jamás se animó a soñar. Lo tenía a él, tenía a su hijo al que amaba con todo el corazón como una extensión de su amor con su dobe, tenía amigos y personas a las que llamar sus familiares, tenía a Konoha a la que pertenecía. Ya no estaba sólo y abandonado en este mundo.

No quería lagrimear por sus reflexiones pero verdaderamente la emoción lo desbordaba. No pudo evitar recordar lo que le dijo su hermoso Usuratonkachi cuando él aún se sentía inseguro de hacer completamente pública su relación con su rubio. Cuando aún temía hacerle daño a su precioso sueño.

Flash back

La tarde caía en un poblado en el País del Arroz, cerca de la frontera con la Aldea del Sonido. Recuerdos de sus años junto a Orochimaru lo empezaron a invadir. Su tozudez, su corazón invadido por el rencor, inundado de dolor, sofocado en virulenta furia. A eso se había reducido su patética existencia. En ese entonces se repetía como un mantra que él era un vengador, que todos conocerían el poder de su venganza, etc... etc. Venganza, venganza, venganza. No había mucho más en su mente. Salvo aquellos contados momentos en que su mente se permitía divagar libre para acabar recordando una sonrisa radiante, una mirada brillante y unas hebras de oro. Se sentía patético al reconfortarse en el candor del único al que llegó a considerar su amigo. Ojalá las cosas fueran tan sencillas como para poder continuar en Konoha y vivir esa amistad recientemente descubierta, pensó entonces. Pero era claro que el rubio no lo entendía, no entendía que él ya tenía su destino prefijado desde el momento que su clan desapareció.

PD: Sabes que soy tuyo... [Naruto y Sasuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora