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-¿Qué haces, dobe? -Le interrumpió el dueño del Rinnegan. Era temprano en la mañana, y aunque le costara admitir no le gustaba para nada no despertar junto a su sol. Por eso salió a buscarlo. Cuando lo encontró le pareció que el rubio era uno con la naturaleza que lo rodeaba, como si fuera una exótica y bella flor silvestre que plácida daba la bienvenida a la mañana. Lo había encontrado cerca del shishi-odoshi (fuente de bambú) en aquel jardín de la casa que les estaban prestando mientras estaban ayudando en ese pequeño poblado. Vestido con su kimono naranja con ribetes gris oscuro, Naruto estaba sentado en la posición de medio loto con el rostro sereno y los ojos cerrados. Los rayos del sol que despuntaban a su espalda lo dotaban de destellos en aquel sedoso cabello salvaje balanceado por la suave briza matutina. Naruto era sencillamente hermoso.

(N/A: Esta es la posición en la que meditaba, pero estaban vestidos como en la imagen siguiente

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(N/A: Esta es la posición en la que meditaba, pero estaban vestidos como en la imagen siguiente. Sasuke sin la espada obvio.)

-Hmp! -Resopló fingiendo molestia

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-Hmp! -Resopló fingiendo molestia.- Hasta el momento intentaba meditar... -Sonrió y recibió de buena gana el beso de Sasuke a modo de saludo, que mientras él permanecía sentado el otro puso a disposición sus labios agachándose levemente pero aún permaneciendo de pie. Y el Uzumaki se lo devolvió envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y revolviendo los cabellos oscuros, finos y suaves como la seda. Al separarse su mirada estaba encendida y divertida.- Buen día amor...

El miembro de Sasuke que empezaba a despertar por la visión y proximidad de su rubio, dio una sacudida al escuchar como lo llamó Naruto. Era sencillamente inevitable, cada gesto o palabra de Naruto significaban un mundo para él y los castillos se empezaban a construir en ese gélido corazón que tenía, aunque hacía tiempo ya que sólo parecía habitar su dulce torbellino naranja haciendo de las suyas sin contemplaciones.

-Buen día.. -Le dijo suavemente aproximándose por atrás, sentándose recargándose en su espalda y rodeándolo con sus piernas y abrazándolo con su brazo entrelazando luego sus dedos. Enterró su nariz en la cabellera rubia y depositó besitos por ahí. Posando el mentón en el hombro del otro, aspirando su aroma y depositando suaves besos en su cuello y oreja le daba los buenos días, mientras el otro con sus dedos aun enlazados daba pequeños besitos a los dedos de su azabache.

PD: Sabes que soy tuyo... [Naruto y Sasuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora