Capítulo 4: Lo que mi maestro diga

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- ¿Ya estás lista o tengo que ayudarte a ponertelo? -lo dijo con un tono enojado, no entiendo por qué le molesta tanto-.

- Me da vergüenza... No me queda del todo bien...

- ¿Ah? Yo decidiré si me gusta o no como te queda el arnés, ven ya.

Salí de la habitación un poco encorvada de la vergüenza que me daba tener eso puesto en mi segunda experiencia sexual.

- Mm... Bien, ahora en cuatro patas.

- ¿Qué? -pregunte un poco sorprendida, no logre entender a lo que Manuel se estaba refiriendo. Él dijo... patas?-.

- ¿No escuchaste? Camina como un perro hasta a mi -lo dijo mientras me miraba fijamente-.

- P... pero... nn...no quiero...

- ¿No quieres? No se si lo entiendes, esto es un castigo y vas a hacerlo aunque no quieras porque esto es lo que acordamos.

No respondí, no quería iniciar una discusión sin sentido así que hice lo que él me estaba pidiendo.

- Sabes... -dijo mientras me ponía una correa y me puso una vincha con orejas de perrito en ella- mi perrita no se está portando muy bien... No hace los deberes de la escuela.

- ¿Pero por qué te impor -no terminé de hacerle la pregunta y él ya me había pegado con un látigo de cuero negro en la espalda- ¡WAAAHH! -empezaron a salir lágrimas de mis ojos-.

- ¿POR QUÉ ME IMPORTA? ERES MI ALUMNA DESPUÉS DE TODO, NO QUIERO QUE TENGAS QUE VOLVER A HACER EL AÑO -sus ojos no tenían brillo,él estaba realmente muy enojado conmigo-.

- SÓLO ES UNA MALDITA TAREA, NO POR ESO VOY A REPETIR EL MALDI -volvió a golpearme con el látigo pero esta vez en mi abdomen-. ¡HYAAAHH!

- NO ME CONTESTES DE ESA MANERA, NO VES QUE ESTOY TRATANDO DE QUE TE VAYA BIEN?

-no le conteste, no quería seguir discutiendo, no con él-.

- Bueno, esto no va a funcionar si no haces las cosas cómo tienes que hacerlas.

- ¿Eh?... ¿Qué?...

- Lo que escuchaste, esto no va a seguir.

- No... no quiero que termine... -dije con los ojos bien abiertos y con un mar de lágrimas en ellos-.

- Entonces tendrás que hacer lo que acordamos, no me veré contigo si descuidas aunque sea un poco tus estudios.

- LO HARÉ! LO HARE! HARÉ LO QUE MI MAESTRO DIGA! -dije, llorando y suplicando por él, realmente parecía una perra, su perra-.

-él se rio con una risa burlona y satisfecha- Bien mi pequeña perrita -dijo mientras acariciaba mi cabeza-. ¿Vas a ser buena desde ahora?

-asentí dos veces-

-me agarra del pelo y me susurra al oido- Perdona pero no pude escuchar tu respuesta.

- ... Si.

- Si, que?

Mierda... no le alcanza con esa respuesta?

- Voy a ser... buena...

Él dibujó en su rostro una media sonrisa y comenzó a sacarse la ropa, empezó por su camisa luego sus jeans y por último sus calzoncillos. Por dios... su cuerpo es perfecto, él es perfecto me gusta tanto pasar el rato así con él, me vuelve loca.

- Eres...

- ¿Qué soy, preciosa?

- Muy sexy... me encantas.

Por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora