Capítulo 17: Cigarrillos

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Otro hermoso miércoles que tengo que ir a la escuela y, por si fuera poco, tengo que escuchar el sermón de Manuel.
Salí de mi habitación para dirigirme al baño y alistarme para ir a la escuela. Me puse un poco de rimel en las pestañas, peine mi cabello alborotado y me puse mi uniforme.

- ¡Diana! -grito mi madre desde las escaleras-.

- ¡Ya voy mamá! -dije mientras bajaba las escaleras-.

- Estás que brillas hoy, cielo -dijo Cristián-.

- Exageras, pero gracias. Ya me voy.

Mi corto viaje a la escuela fue muy tranquilo, Logan no vino a buscarme a casa para que vayamos juntos.

- ¿Cómo están, chicos? -pregunte mientras me sentaba con Logan-.

- Bien, preciosa y tú? -dijo Logan-.

- Nosotros estamos bien, gracias -dijo Ezequiel, que está sentado junto a Tony-.

- Me alegro por ustedes mis lindos amigos -dije mientras sacaba mis carpetas de mi mochila-.

- Espera... No saques tus cosas todavía -dijo Logan-.

- Oye Logan... ten cuidado, si? No vayas a corromper a nuestra bebé -dijo Ezequiel-.

- Yo mismo me encargaré de ti si le haces algo -dijo Tony tronando sus dedos-.

- No es nada de eso, nosotros somos amigos.

- Esperen un momento... ¿No vino el Señor Romero? -Pregunte-.

- Mmmm... digamos que... tú y yo no tendremos historia hoy -dijo Logan con una mirada pícara-.

- ¿Ah? ¿De qué estás hablando?

- Ven y sigueme, rápido.

- Ah... Pero... -agarro mi mano y me saco del salón de clases, corriendo hacia el pasillo-.

Estamos subiendo las escaleras... vamos al tercer piso? A dónde diablos me está llevando este idiota... Me perderé la clase y Manuel me matara después.

- Cierra los ojos.

- No voy a-

- Sólo hazlo, no discutas.

Cerré mis ojos, y puedo escuchar como Logan está forzando una puerta para abrirla, creo que es más que obvio que no está permitido que pasemos por la puerta que está frente a nosotros.

- Bien, puedes abrir tus ojos.

- Ah... Mira esto... No sabía que había una azotea en la escuela. ¿Cómo la descubriste?

- Me escapo de clases seguido y un día termine forzando la cerradura de la puerta para poder ver que había del otro lado. Soy una persona muy curiosa -dijo esto último volteando su cabeza para ver el bello paisaje-.

- Jajaja, pude darme cuenta de eso...
Aunque lo único que se puede apreciar de ésta vista son edificios... aún así me sigue pareciendo algo hermoso de ver desde ésta altura.

- Supuse que te gustaría, por eso te traje aquí.

- Gracias, chico problema -dije golpeando su abdomen- aunque... No podías mostrarme esto antes o después de clases? El Señor Romero va a matarnos.

- Jajaja, quería que fueras mi cómplice -dijo sin dejar de ver el paisaje y, a la vez, sonriendo-.

- Jajajaja, eres un idiota.

Nos pasamos dos horas sentados en el suelo admirando la vista y hablando de cosas estúpidas que ambos sabíamos que no tenían sentido, pero supongo que si tenían sentido para nosotros.

Por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora