Ya pasaron dos semanas desde que tuve esa charla con Manuel y le dije que no iría a verlo hasta que el castigo se cumpliera.
Hoy es miércoles y cuando vea a Manuel, va a volver el mal humor que me dejó la charla de ese día.- Hola chicos, cómo están? -dije dejando mi mochila al lado de Ezequiel-.
- Yo estoy bien -dijo Ezequiel-.
- Yo igual, y tú cómo estás? - me pregunto Tony-.
- Bien... hasta ahora.
- ¿Hasta ahora? ¿Por qué lo-
Tony no termino de hacer su pregunta, justo había llegado Manuel al salón.
Creo que algo le pasa, han pasado ya treinta minutos de la clase y aún no nos ha dado ninguna actividad para hacer.
- Pss...
- ¿Qué? -le pregunté a Tony- ¿Por qué diablos murmuras?
- Oh... tienes razón. Lo siento, es la costumbre.
Sólo te llame por qué esto me está aburriendo.- Si... a mi también, esto es algo raro supongo.
- ¿Aburrido dicen? -dijo Ezequiel sorprendido al escuchar nuestra conversación- Dejen de decir estupideces... Cuando el bastardo del profesor no nos da ninguna actividad, ustedes se aburren? ¿Acaso son idiotas?
Mire a Manuel por unos segundos y parecía estar en su propio mundo...
-Me di la vuelta para ver a Ezequiel-¿Por qué lo llamas bastardo? No seas malo Miracle.
- Si hubiera sabido que la clase sería así, ya me habría ido.
- ... -.
El tiempo paso, y no hicimos absolutamente nada en la clase de hoy. Manuel estaba en las nubes, tal vez sólo estaba cansado o estresado.
- Diana...
Me llamo Manuel después de que todos se habían ido y cerró la puerta del salón con el cerrojo.
- ¿Qué suced-
Me empujo contra la puerta del salón y comenzó a besarme, agarrándome de las muñecas y poniendolas arriba de mi cabeza con su mano derecha y con su otra mano sostenía mi rostro, metiendo su lengua dentro de mi boca.
- Mñn!
Aún estamos en la institución! Diablos Manuel... no podrías esperar un poco?
¡Se un poco más paciente!Después de un momento de estar basándonos, nuestras bocas se separaron sólo un poco pero nuestros labios se rozaban.
- Ah... diablos, que carajo te pasa? ¿Acaso no sabes en donde estamos?
- Lo sé... -su expresión era seria y su respiración acelerada, él está agigado- Lo sé perfectamente pero no me importa en lo más mínimo...
No podía dejar de pensar en ti, por eso no fui capaz de darles absolutamente nada para hacer en la clase de hoy.¿Cómo... cómo puedes decir eso con una expresión tan sería?
¿Pensabas en mi...? No digas algo tan fuerte cómo eso tan a la ligera.- ¿Fue sólo por eso? Diablos... -dije mordiendo mi uña-.
- ¿Estabas preocupada por mi? -dijo con una sonrisa engreída- Qué amable.
- ¡Ten un poco a más de conciencia!
Ignoró completamente lo que dije y comenzó a besar mi cuello.
- Ah... Oye, ya para.
Su lengua dio un paseo de mi clavícula hasta mi oreja y luego le dio un mordisco con suavidad.
ESTÁS LEYENDO
Por tu amor
RomanceDiana, una adolescente de 15 años, su meta para este año es al menos llegar a masturbar a su hermoso Profesor de Historia. Pero, lo que ellos no saben, es que ciertas circunstancias los llevarán a tener una relación sadomasoquista.