Capítulo 26: Perdida

858 38 18
                                    

Ya paso un mes desde que Manuel se fue.
Hace tres miércoles, Logan me dijo que quería acompañarme a casa pero me hice la idiota y falte a clases al otro día.
No he hablado con mis amigos en tres semanas.
Me siento peor cada día, tanto físicamente cómo sentimentalmente.
No como cómo debería, con suerte como una sola comida al día, no puedo dormir por las noches.
Y cada día que pasa me siento más rota.
Soy una idiota, ahora que me detengo a pensarlo. Todo ésto es mi culpa.
Es mi culpa no comer, es mi culpa no poder dormir, es mi culpa no poder hablar con mis amigos, es mi culpa estar mal y es mi culpa estar enamorada de un bastardo.

- Diana, hora de ir a la escuela. Llegarás tarde -me gritó mamá desde las escaleras-.

- Ya voy.

Ja, claro que no iré. Voy a ir al maldito hotel a esperar al bastardo de Manuel.
Pero igualmente me pondre mi uniforme.

Terminé de prepararme, me puse mi pollera, camisa y zapatos.
Estoy fatal, parezco un zombie y tengo unas ojeras de un tamaño descomunal.
El maquillaje las disimulará un poco, no quiero que mis padres se preocupen.

- Buenos días cariño -dijo Cristián- ¿Te llevo al colegio?

- Ezequiel me llamó hace un momento, dijo que el vendría por ella con Logan -dijo mamá-.

- ¿Qué? -pregunté-.

- Tony ya está en el colegio, Ezequiel le aviso tarde.

- ¿Qué? No. No necesito escoltas, estoy bien.

- Son tus amigos, cielo. Ellos quieren venir.

- Me iré sola.

- ¿Paso algo? ¿Por qué no quieres que vengan por ti? -pregunto Cristián-.

- Por nada, sólo... sólo quiero estar sola. Me voy -dije de mala gana-.

Salí de casa y cuando cerré la puerta, los vi.
Caminando hacia a mi.

- Diana, tenemos que hablar -dijo Logan sin siquiera saludar-.

- Hola a ti también -dijo con una sonrisa falsa y de una manera sarcástica- No tenemos de que hablar, déjenme en paz.

- Cariño, queremos saber que pasa contigo -dijo Ezequiel con un tono dulce y preocupado-.

- No pasa nada. ¿No ven que estoy bien?

- Lo que yo veo, es que no vas a clase desde hace semanas. Te ves terrible, estás comiendo bien?

- Si, Logan. Si las personas no comen, se mueren. Me tengo que ir.

- Ya sabemos que no piensas ir a clase -dijo Ezequiel- Sólo te pones el uniforme pero nunca llegas a la escuela.

- ¿Y? No quiero ir -conteste de muy mala gana- Espera... cómo sabes eso?

Bastardos. Me estuvieron siguiendo.

- ¿Están siguiéndome? -pregunté con mi ceño fruncido y con ganas de mandarlos a paseo-.

- ¿A dónde vas? -preguntó Logan-.

- Que te importa.

- Bien. Si no quieres decirnos, iremos contigo -dijo Logan-.

- Mierda, pueden irse? No quiero que interfieran. ¿Es tan difícil de entender que quiero estar sola?

- Oye, aunque no me lo digas, me hago una idea de lo que pasó. Se que te afecta pero tienes que seguir con tu vida, maldición. Ya te olvidarás de ese tipo.

- ¿De que carajo estás- Oh mierda, te confesaste? -preguntó Ezequiel que por fin entendió lo que Logan estaba diciendo-.

- Si. Y cómo era de esperarse, no funcionó, me lo venía venir. Estoy cómo me veo. O sea, bien.

Por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora