Capítulo 21: Sentimientos

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Logan rozó sus labios con los míos, y luego acercó sus labios a mi oreja.

- Se que estás despierta... -susurro-

Luego, me dejó en brazos de Manuel.

- Adiós, Señor Romero. Cuidela en mi ausencia -dijo Logan mientras se iba-.

- Claro que la cuidaré, y lo haré mucho mejor que tú... bastardo musculoso -murmuró Manuel-.

Me subió a su hermosa camioneta, acostándome en el asiento de atrás.

- Te daré un poco de agua para que se te pase la resaca.

- .... -

- Maldición, no tengo un sorbete... tendré que darte de ésta forma.

Abrí mis ojos y pude ver como le dio un sorbo a la botella, dándome de beber el agua que tenía en su boca,

- Mm...

Después de tomarla tosí dos veces, pero me siento un poco mejor ahora.
Estaba por sentarme correctamente, pero no podía hacerlo por mi cuenta.

- ¿Quieres sentarte? Te ayudo -dijo Manuel agarrando mi cintura-.

- Gr... gracias...

- No te esfuerces tanto...
No puedo llevarte a casa, tus padres te mataran si te ven así, verdad?

- S... Supongo...

- Ven a dormir a mi casa, yo dormiré en el sofá.

- Ja... me mataran si... no llego a casa...

- Diles que fuiste a la casa de una amiga.

- No tengo... amigas mujeres...

- Mm... -exclamó mientras tocaba su barbilla en modo pensativo- Pudes decirles que dormiste en la casa de Ezequiel...

- Mm... podría ser...

Pensé unos segundos si estaba bien quedarme en casa de Manuel a pasar la noche, si mis padres me ven así van a matarme. Supongo que es mejor decirles que me voy a la casa de Ezequiel, los llamaré cuando la resaca se haya ido del todo.

- Yo... creo que está bien... -dije- ¿Puedo... ducharme cuando lleguemos...?

- Claro, usa la bañera.

En el camino a casa de Manuel, pude ver mínimamente unas cuantas estrellas, la cuidad está muy iluminada como para poder ver más de cuatro estrellas pero aún así me gusta observarlas.

Manuel me cargo en su espalda cuando llegamos al hotel y el Señor Castelo nos abrió la puerta.

- ¿Que le pasó a la Señorita Diana, si se puede saber?

- Nada José, la "Señorita" está un poco pasada de copas. Voy a mi habitación, llamaré a sus padres para que puedan venir a buscarla.

Ja, que mentiroso...

- Puedo llamar a sus padres yo mismo si quiere.

- No es necesario. Yo lo haré, que detenga buenas noches.

- Oh... usted también -dijo el señor Castelo-.

Llegamos a la habitación de Manuel y él me sentó en el sillón.

- Iré a prepararte el baño.

- Gracias...

Maldición... no tengo ropa para ponerme después de bañarme.
Llamaré a Cristián para decirle que "me quedaré en casa de Ezequiel".

Por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora