Capítulo 25: Corazón vacío

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- Eso estuvo bien, como siempre -dijo Manuel poniéndose su jean-.

- Me alegra que haya estado bien para ti -le dije mientras me ponía mi ropa-.

- ¿Viste como está el cielo? Está muy estrellado, no crees?

- .... -

- ¿No estuvo bien para ti? Supongo que prefieres lo rudo.

- ¿Qué? No, fue... fue genial.

- Diana -dijo mirándome fijamente a los ojos-.

- ¿Si?

- ¿Para que viniste? Y no me digas que no pudiste esperar hasta mañana, porque no lo creeré.

- Yo...

Mierda Diana, ya viniste hasta aquí y tuviste una noche de lo más hermosa... No te acobardes ahora.
Sólo dilo, sin rodeos.

- Tú... qué? Dilo de una vez Diana, es tarde.

- Haberte encontrado... mientras no buscaba nada ni a nadie, fue lo más lindo que me pudo haber pasado.
Yo...

-él me interrumpió- Ja... es- espera un momento. ¿Sabes qué es lo que estás diciendo?

- Escuchame primero...

- ¿Te das cuenta de lo que estas por-

No te dejaré hacer ésto, no ésta vez.

- Yo te amo.

- Diana... se lo que intentas. Y te estás comportando como una niña caprichosa, asi que tendras el castigo que merece una niña caprichosa.

- No es un capricho, es la verdad.

Se que esto no funcionará, pero no voy a rendirme. Se lo que quiero.

-Se que no soy la primera persona en amarte. -dije con mis ojos llenos de lágrimas a punto de rodar por mis ojos- Ni la primera en decirte todas éstas cosas, ni mucho menos la primera que se quiere quedar contigo a pesar de todos tus defectos.
Pero te juro... -dije acercándome a Manuel, agarrando su rostro con mis dos manos y derramando un mar de lágrimas- que lo que siento por ti es real.

Él tomo mis dos manos y las aparto de su rostro.
Y mirándome seriamente, dijo:

- ¿Cómo sabes que lo que sientes por mi es amor?

- Lloré por ti tantas veces... y aún así sigo viéndote de la misma manera...
-dije mirándolo a los ojos- ¿Qué otra prueba de amor necesitas?

- Deja ésto de una vez... por favor -dijo yendo hacia el balcón de su habitación-.

- Aunque yo no tenga remedio y sea un desastre... yo quiero quedarme contigo -dije con mi voz quebrándose-.

- .... -

Mierda, di algo... por favor.

- Manuel... yo-

Él vino rápidamente hacia mi, tomo mi rostro con sus manos y me beso.

- ¿Qué... qué estás-

-suspiró y volvió a besarme- No arruines ésto, Diana.

- Eres lo único que vale la pena en mi vida... Yo solo-

-él habló por encima de mi, interrumpiéndome- No quieras atarme a ti sólo porque dices que me amas. Si intentas hacer eso sabes muy bien que no me quedaré.

- Lo sé, yo se que esto no funcionaría de ninguna manera pero quería que lo supieras, yo quería decírtelo. Pero no importa, olvida lo que dije. Podemos estar como antes -dije con un poco de esperanza, esperando que diciendo ésto, todo vuelva a ser como era-.

Por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora