XXXIII. Caricias

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Le estaba costando acostumbrarse a verle desde la penumbra, había entrado al armario varias veces incluso si le costó tanto salir de él en vida propia y había pisado cosas ruidosas más de una vez, no era tan fácil como todos lo pintaban.

Ser Jimin era difícil, incluso para el, si es que eso tenía sentido.

Se permitió acercarse, sin ver el reloj y sin importar si él no había dejado de llorar, aún le quería.

Le quería más de lo que algún día pensó, Yoongi le quería aquí junto a él pero ya lo estaba, él estaba ahí y Park no podía hacer nada para que éste lo notara.

—Jiminnie, mi amor, tan solo ¿Puedes regresar?— Su voz húmeda retumbó en sus oídos y sus lágrimas cayeron más rápido.

Jimin sabía que aún le quería, le quería ahí, aunque ya lo estuviera.

—¿Porque me dejaste? ¿Porque tan rápido te fuiste?— su mano se acercó y Yoongi no se alarmó—Vuelve, te lo estoy rogando.

Jimin quiso volver atrás porque no quería verlo llorar, quiso darle un beso porque no quería verlo rogar, quiso amarle más porque no quería verlo sufrir más.

—¿Porque no me llevas contigo?

Su pequeña mano rozó su mejilla, la acarició, permitiéndose dar un paso más para quedar justo frente a él, al pie de esa cama llena de recuerdos, llena de cosquillas y escencias vacías.

—Aún te amo.

¿Cómo le explicas al amor de tu vida que nunca te fuiste? Y la verdadera pregunta es ¿Cómo lo haces sin estar vivo?

—No me dejes sólo.

¿Cuántas caricias son suficientes para que el alma pueda descansar en paz?

¿Cuántas caricias son suficientes para que el alma pueda descansar en paz?

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Uh... Pues volví con esto jajaja.
Espero les guste.
Nos leemos luego~

Enough. [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora