XXXIV. Apagones

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"Este hyung es lindo"

El pensamiento se quedó en su cabeza cuando vió a Yoongi hablar tranquilo con un chico de cabellos obscuros en la mesa de la casa, al parecer era viejo amigo de su esposo y le había ido a visitar cuando se enteró que Yoongi vivía lo suficientemente cerca.

"Esposo" a Jimin le había gustado denominar así al amor de su vida desde que se soñó realizando aquello que se había quedado inconcluso, así que decidió solo no pensar en eso y decir que ahora Yoongi era su esposo, aunque él no lo supiera y todas esas cosas.

-Fue un gusto verte de nuevo.- Yoongi se levantó de la mesa y despidió al moreno.

-El gusto es mío, Yoongi.-Dijo sin ningún problema, ignorando los honoríficos, no sabía si tenía caso llamarle "Hyung" si era apenas unos meses más grande que el.

-Hey, soy tu hyung, que no se te olvide-la mano del que era mayor de edad y un poco menor de estatura se estampó suavemente con el hombro del contrario.

Esto ya no le gustaba.

Los hyungs podrían ser lindos pero Yoongi no lo era, no con chicos que no eran el, Yoongi jamás tocaba a nadie y tampoco les sonreía de esa manera. Sin siquiera notarlo el ceño del chiquillo se frunció y sus puños se apretaron con fuerza al mismo tiempo que un apagón hizo que el chico de cabello más oscuro se sobresaltara.

Jimin estaba celoso.

-Hey, alguien olvidó pagar la luz-dijo luego de asimilar que el departamento de Yoongi estaba a oscuras.

La mente del mayor se remontó a un par de días antes, en la fila de un edificio justo antes de pagar por el servicio y no andar a tientas.

Suspiró extrañado.

-Maldita sea, estúpida luz, sabía que debía dejar que la cargaran a la tarjeta

-No te preocupes hyung, solo asegúrate de comprar un par de velas-bromeó con la vista desenfocada en el rostro del mayor.

-Lo haré- contestó y sonrió por segunda vez, ésta ocasión, soltó una risa.

Jimin no podía aguantarlo, algo en su estómago burbujeaba como nunca antes y su frente junto a sus mejillas enrojecieron de un momento a otro.

Después de varias bromas la mano de Yoongi se encontraba la parte media de su estómago, hacía tanto que no reía que ahora le dolía como si acabase de ver un vídeo de veinte minutos sobre gatos torpes en Youtube.

El fuerte sonido que el par de cuadros ubicados en la cocina originaron al caer de golpe hizo que los dos callaran sus risas y la incomodidad se hiciera presente.

-Creo que es hora de que me vaya, gracias por el café Yoongi hyung, espero verlo pronto de nuevo.-musitó aunque no estaba seguro de querer volver a la casa del mencionado.

-Oh, claro. De nada, podemos vernos luego, supongo- su mano subió por su pecho hasta llegar a su cuello, rascando la parte inferior de su oreja, seña que Jimin sabía que era de incomodidad.

¿Porque insistía en ver a su esposo?

Caminaron cuidadosamente a la puerta y se detuvieron antes de salir para una última despedida.

-Hyung, no sabía que estabas casado.-El menor espetó sin filtro alguno, observando fijamente la mano izquierda de su amigo de la infancia.

-Oh..-llevo su mirada al dedo en donde posaba la argolla, esa que siempre esperó que Jimin usára junto con él.-Lo estoy.

-Me alegra-contestó y sonrió un poco, llevando su mano a la puerta. -Hasta luego hyung- dijo y se fue, encandilado por la claridad del edificio

Jimin sonrió y la luz volvió.

¿Cuantos apagones son suficientes para que la luz regrese?




Hola, bueno, i'm back with this.
¿Creían que en una de mis historias por fin todo iba a ser miel sobre hojuelas? Espero que no jaja.
Nos leemos luego~
No me odien uwu

Enough. [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora