Capítulo 6: "Lluvia, luna y estrellas"

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Gwen sirve la cena en la pequeña mesita de vidrio que se encuentra a un lado de la cocina. Se sienta en la silla de madera caoba y me observa detalladamente.

Fijo la vista en el plato de porcelana que tengo enfrente, reprimo un suspiro cuando me doy cuenta que es solo una tajada de queso chédar acompañado con una ensalada convencional. Ella me está matando de hambre, definitivamente esto es todo menos comida.

—Hay que cuidar la línea Chloe, no puedes andar por la vida complaciendo a tu estomago —dice, llevándose una cucharada de pasta a la boca.

—¿Y por qué tu sí puedes comer pasta y yo no? —pregunto, indignada por tal crueldad con mi persona.

—Yo no salgo en revistas, no soy una celebridad. En conclusión, no soy el sueño Hollywoodense.

—Eso es cruel, Gwen. Me quieres volver anoréxica —reprocho. Ella estira sus labios en respuesta. —No sonrías que me haces sentir más enojada —le digo, rodando los ojos y llevando el tenedor al plato.

—Come tu lechuga, se ve deliciosa —dice.

No respondo, solo le pongo mala cara y trato de digerir el pequeño cerro de hojas verdes que hay en la loseta.

—¿Qué tal tu cita? —pregunta, como si nada hubiera pasado. Se levanta de su silla y camina unos cuantos pasos, hasta llegar a los platos descartables encima de la alacena.

—Bien —contesto. Trato de que sea natural y espontaneo.

—¿Solo bien?

—Sí, solo bien. Hubo abrazos y un par de besos. Suficientes para que logren titulares.

—George es un chico agradable —dice. Tiro la cabeza para atrás cuando me doy cuenta de a que está apuntando. —Es muy guapo, inteligente y es de tu entorno. No puedo entender porque no puede gustarte —continua. He oído esta charla más de tres veces y ahora, me resulta un poco cansada.

—Simplemente él no me atrae, Gwen. ¿Acaso es difícil de comprender? —cuestiono, la veo fruncir el entrecejo pero no responde nada. —Creo que cuando el amor tenga que llegar, llegará. Ahora no es el momento y tú lo sabes muy bien. No sé cuál es tu afán por lograr que mire a George con otros ojos.

—No es ningún afán, es solo que hacen una linda pareja. Los miro a los dos y pienso que sería hermoso ver a esa relación florecer —dice. Se gira y viene a sentarse nuevamente en su butaca. Coloca un pequeño plato de pasta a mi lado. —Para que no me sigas mirando de manera inquisitiva.

—Me veré muy bien al lado del hombre del cual me enamore, fin del tema; y gracias por la pasta.

—Claro, lamento haberme inmiscuido demasiado en tu vida personal —dice. Relajo los hombros y desaparezco cualquier aura tensa que se halla instalado en el ambiente.

—Aprecio que te preocupes, Gwen; pero preferiría que en esos temas me dejes toda la responsabilidad a mí —ella levanta la vista y asiente.

Devuelve toda la atención a su plato y yo al mío.

Es una noche fría, ha empezado a garuar y a pesar de todo, la luna se ha empeñado en salir. Tenemos una vista increíble de Londres, puesto que la separación entre la sala y la terraza es de cristal con marcos cremas a cada lado.

Miro el contraste entre estar afuera y adentro, acá esta cálido por la calefacción y allá esta helado por todas esas nubes rebeldes que decidieron descargar todo lo que tienen en esta ciudad.

Vuelvo la atención a la rubia de ojos azules, veo que ha terminado todo su plato.

—Me voy a descansar, estoy consumida. Mientras no estabas he organizado toda tu agenda y es realmente agotante —dice. Bebe un poco de agua y se levanta. —¿No vas a dormir? —cuestiona.

Fairytale. |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora