XXXIX

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Sábado 2 de septiembre del 2017. 18:00pm.

Isco, Marco, Lauren, Isco Jr y yo vamos camino al estadio Santiago Bernabéu para vivir una fecha más de las Eliminatorias rumbo a Rusia. A pesar de que está de lo más emocionado y ansioso por jugar representando a la roja, sé que está nervioso. No necesito conocerlo un año cómo para saberlo, estos meses me han bastado para conocer sus manías, como esa de meterse las manos a los bolsillos. Para conocer y poder reconocer cuando está bien, cuando se siente mal, cuando está nervioso, cuando siente miedo. Coloco mi mano sobre su pierna en señal de ánimo para él y como muestra de que confío en su juego y sobretodo que confío en él porque es de los mejores.

Una de sus manos abandona el volante para agarrar la mía y entrelazarla con la suya, posteriormente la levanta y deposita un beso allí, como siempre lo hace. Sonrío por eso, es de mis gestos favoritos, mi segundo favorito para ser exacta porque es de los que más me derrite de amor. El gesto que encabeza mi lista de favoritos, sin duda alguna, es cada vez que él besa mi frente. Marco y yo hemos aprendido a comunicarno sin emitir palabra, sólo necesitamos acciones o miradas como las de este momento para entender lo que queremos decir. Así de fuerte es nuestro lazo.

—Ustedes dos me hacen odiar mi soltería— comenta mi mejor amiga, sentada en la parte de atrás con los Isco's, haciendo que voltee a verla y Marco también le dedique una mirada por el espejo— ¿Qué? ¿Te haz percatado de como te mira Marco? ¿O como lo miras tú? Yo también quiero que alguien me mire de esa manera.

—No te preocupes por eso Lauren, ya llegará alguien que te quiera y te ame como lo mereces— le respondo con toda la sinceridad del mundo porque soy de aquellas personas que creen que acciones buenas traen recompensas buenas. Y sé que un corazón tan puro como el de mi mejor amiga tendrá pronto un compañero, otro corazón puro latiendo a la par con el de ella. Lauren me sonríe.

—Tita ¿yo también tendré a alguien que me quiera y me ame?— pregunta mi inocente sobrino provocando una sonrisa en todos los presentes en este auto. Su padre me mira arqueando una ceja divertida sin poder borrar esa sonrisa de su rostros. Me muerdo el labio inferior tratando de que mi sonrisa no sea ampliamente exagerada antes de contestar.

—A su debida edad sí— respondo y un fugaz pensamiento aparece en mi mente. Me imagino a mi sobrino con una novia y lo lindo que él sería con ella.

—¿Ustedes no me aman?— pregunta haciendo pucherito y su padre lo aprieta contra su pecho en un abrazo.

—Claro que te amamos pequeñín, eres nuestra adoración más grande— le responde su padre provocando una sonrisa en su primogénito.

—Pequeño, tú siempre seras lo mejor que le pasó a esta familia. Eres la luz de los Alarcón y yo soy capaz de hacer todo por ti— le digo a mi sobrino. Posiblemente dentro de algunos años ni siquiera recuerde estas palabras pero a mí me hace bien decirlas. Y al menos que mi hermano sepa lo feliz que me hizo que aquel pequeño hombrecito naciera, es suficiente.

—¿Oíste a tu tía no? Estoy seguro que es de las personas que más te ama y te amará pequeñín. No lo olvides nunca.— le dice antes de depositar un beso en su cabeza. Y para derretir más mi corazón, lo que sale de la boca de mi sobrino es lo más precioso.

—Te amo Tita. Mucho— su vocecita cargada de ternura me mata y me limpio las lágrimas que amenazan con salir de mi rostro. El pequeño se para en la pierna de su padre y pone sus manitas en la ventana observando el exterior. Yo regreso mi mirada al frente, no sin antes mirar a mi novio que sonríe radiantemente.

Llegamos al estadio y pasé junto a Marco hasta la puerta del vestuario. Isco se habia adelantado y Lauren se dirigió ya al palco en el que estaríamos.

—No estés nervioso— empiezo diciendo— eres toda una estrella en este deporte. Confio en ti.

—Gracias por acompañarme— él se inclina para besarme pero lo detengo con una sonrisa y él frunce el ceño confundido por mi reacción.

—No tienes que agradecerme por eso Marco, mi compañía y apoyo es algo que no te faltará nunca en la vida— respondo segura de mis palabras.

—¿Ahora sí puedo besarte?— pregunta sonriente y yo asiento en respuesta. En menos de un segundo mis labios ya estan en contacto con los suyos— deseame suerte, bonita.

—No la necesitas.

—Espera aquí un momento— observo confundida como se adentra en el vestuario. Después de unos segundos vuelve a aparecer en mi campo de visión con una sonrisa. Y no viene solo. Andrés Iniesta camina detrás de él. Mantuve mi compostura externamente pero por dentro gritaba de la emoción. Toda chica tiene a su ídolo por el cuál se vuelve loca, para la mayoría son cantantes o actores; para mí son los futbolistas.

Amo con todo mi ser todo lo que al fútbol respecta, es parte del código genético de los Alarcón. Es una pasión y un amor que mi familia me implantó desde siempre, soy feliz viendo a esas personas valientes capacez de representar una camiseta que esconde un intenso sentimiento de miles de aficionado, la confianza de toda una hinchada, de una ciudad, de un país, e incluso del mundo. El fútbol traspasa fronteras y es increíble ver como millones de extraños se unen en una sola ola de felicidad y un grito de gol.

—Bueno Andrés, ella es Elhayza— dice Marco haciendo un ademán hacia mí con una sonrisa a la vez que Iniesta me tiende su mano en saludo— mi novia y la más grande admiradora del Fútbol Club Barcelona.

—¿Eres la hermana de Isco no?—yo asiento como respuesta—Es un placer conocerte finalmente y un privilegio tener tu admiración.

—¿Y cómo no? Eres de los más grandes íconos del fútbol mundial, imposible no admirarte— digo dejando salir mi lado fan e Iniesta sonríe.

—Gracias. Que bueno que tú si supiste elegir bien el equipo al que apoyar— me susurra en el oído provocando que sonría por el comentario.

—Tenía que haber una inteligente en la familia de los Alarcón— le susurro de la misma manera encogiendome de hombros. Marco me mira atento y con una cara de confusión porque a pesar de estar a pocos centímetros, nos aseguramos de que no escuche nada.

—Así es. Tengo que ir a alistarme. De nuevo digo, un gusto conocerte Ely— él me guiña un ojo y se adentra a los vestuarios nuevamente, no sin antes darle unas palmaditas en el hombro a Marco. Concentro mi mirada en el espectacular muchacho frente a mí que como siempre se encuentra sonriendo. Esa sonrisa que me produce taquicardia, infartos y todo aquello que se relacione al funcionamiento del órgano que bombea sangre. Sin pensarmelo un instante más lo abrazo y él no tarda mucho en rodearme con sus brazos.

—Te quiero, eres el mejor. Y no lo digo sólo por lo que acabas de hacer sino porque de verdad lo eres y me lo demuestras día a día con cada gesto, con cada mirada, con cada cosa que me dices, con cada "buenos días" o "buenas noches", y por todo. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo y no puedo hablar más seriamente.— él me aparta un poco para poder mirarme a los ojos pero sin soltarme. Sus manos siguen rodeandome la cintura.

—Tú eres la mejor y yo quedo corto a tu lado bonita. Te quiero más de lo que puedo expresar y no existe tal cosa, persona o lugar que me haga más feliz que tenerte a ti, aquí conmigo.

Mi corazón amenaza con abandonar mi caja torácica y no puedo contener la inmensa sonrisa que tengo en el rostro. Sólo Marco me hace sentir toda estas cosas bonitas y maravillosas. No me he equivocado en escoger esta vez a esa persona especial que quiero para toda mi vida.

—Ya te dije que no te deseo suerte porque no la necesitas así que muchos éxitos precioso y dale a todos estos espectadores una demostración de tu buen juego— Marco me toma del mentón y se inclina para besarme.

—Te quiero.

Mi mejor jugada eres tú ||Marco Asensio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora