XXVII

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Louis se encuentra encerrado en la habitación, el sudor corre por su espina dorsal y sus dientes se aprietan insistentes contra su labio inferior.

Mi alfa ¿Donde esta? ¿Por qué no viene a ayudarme?

Louis suelta un sollozo y se hace una bolita pequeña en la cama, la almohada apretada contra su estómago y los ojos fuertemente cerrados, quiere decirse a sí mismo que pare, gritarle a su omega que es suficiente pero los primeros indicios del celo no se lo permiten, sabia que esto pasaría, era obvio que tener el aroma de Harry por tanto tiempo iba a provocar esto, pero quizo convencerse a sí mismo de que podría manejarlo, siente otra punzada atravesarlo en el pecho y aprieta su brazo fuertemente dejando pequeñas medias lunas rojizas debido a la presión de sus uñas, quiere gritar y patalear, quiere desnudarse y frotarse contra las sábanas pero su parte racional le recuerda que Heira sigue ahí, puede escuchar a su bebé lloriquear y exigir verlo pero Luke continúa insistiendo en que no puede y que Louis está bien, el castaño quiere normalizar su respiración y hablarle a Heira para decirle que debe calmarse porque puede sentir a su pequeño pegado a la puerta como si quisiera entrar pero a la vez quisiera evitar que nadie más entre, quiere susurrar palabras de consuelo y limpiar sus lágrimas porque es un pequeño listo y se parece tanto a Harry que a veces a Louis se le rompe tanto el corazón.

Otro gimoteo sale de sus labios temblorosos y su mano se aprieta de nuevo contra su piel pero esta vez es su abdomen quien recibe los lastimero rasguños que se provoca para intentar distraer un dolor con otro.

Está soltando otro suave gimoteo contra la almohada cuando lo siente en el aire, es ese olor espeso a pinos y nieve, es frío en las orillas y tiene un toque de cedro, Louis cree que se está volviendo loco porque definitivamente eso no está pasando, Harry no está ahí pero de nuevo su omega comienza a calmarse y siente el calor irse de apoco como si estuviese escurriendo de su cuerpo y se quisiera ocultar de aquel aroma, Louis suelta un jadeo  y deja de apretar su mano contra la piel de su vientre, puede escuchar murmullos pero suenan lejanos y luego la puerta se está abriendo pero él solo ve sombras.

— Pero tío...

— He dicho que no, deja que Harry hable con tu padre primero — el castaño se sobresalta cuando siente la cama hundirse y la puerta cerrarse.

— Hola, Louis — el castaño quiere decir algo pero la sorpresa no lo deja y la mano de Harry esta acercándose a él por lo que se envuelve otro poco y se aleja del tacto.

— ¿Qué haces aquí? — su voz sale en apenas un murmullo y puede sentir lágrimas amenazando con escurrir por sus ojos muy pronto, sus labios tiemblan y ahora es consiente de lo mucho que arden al igual que su brazo y su estómago pero no le toma importancia nada es importante, nada excepto el hecho de que la habitación ahora huele a Harry y que el rizado está ahí observandolo apacible e imperturbable como siempre.

— Vine porque Ashton me dijo que estabas entrando en celo — Harry susurra aún apacible y Louis no puede creerlo, esta seguro que esta delirando, seguramente se desmayo de dolor, le había pasado ya algunas veces en sus anteriores celos, a veces también tenía alucinaciones con Harry, seguramente esta era una de esas veces.

— Te estoy imaginando ¿cierto? Apuesto lo que sea que estoy desmayado en el baño — Louis suelta una risa amarga y se acerca a la mano de Harry que se encuentra sobre las suaves sábanas blancas, se siente bien el tacto incluso en su cabeza.

— Si así quieres pensar que es, probablemente sea mejor así — el rizado lo deja tomar su mano y le ofrece una sonrisa apenas perceptible — ¿sobre qué quieres que hablemos?

— Normalmente nunca hablamos, esta alucinación es nueva, siempre nos imagino acostados observandonos — el castaño se acerca otro poco y recuesta su cabeza en el regazo de Harry, el rizado se tensa pero logra esconderlo, quiere respuestas y probablemente esta será la única forma en que las conseguira, además mentiría si dijera que él no imagino esto también, recuerda despertarse casi siempre a media noche imaginando que Louis estaba a su lado, imaginando su suave tacto y su respiración tranquila chocando contra su cuello erizandole la piel.

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