25.-"Las bestias existen" parte II

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Las bestias nos observaban con sus ojos negros brillantes enseñando sus colmillos puntiagudos la saliva saliendo de sus bocas emanando un olor nauseabundo, aquel olor quedo impregnado en mi memoria el olor a muerte es inconfundible e imposible de olvidar. Charlie y Benny se interpusieron delante dejándonos detrás de ellos para protegernos. Las bestias comenzaron a hacer una especie de rugido extraño una mezcla entre un león y un perro rabioso. Estábamos a unos 2 metros de distancia y de una zancada llegaron a nuestro lado y comenzó la batalla campal, uno de ellos golpeó a Charlie y chocó en un madero de soporte de la mina corrí hacia ella y sin darnos cuenta llegaron los otros tres y nos tenían rodeados.

—Ruth, estos son wendigos y lo único que los puede matar es el fuego — teníamos que hacer un plan y ya.

Chicos a estas cosas solo los mata el fuego—

Pero, ¿Qué son exactamente?

No  lo sé, pero se como matarlos—

El plan era en teoría simple pero en acción muy difícil Charlie y Benny se encargaran de disparar, Lizzi y Astrid cuidaran a los hermanos y el resto de nosotros seremos la distracción de los "wendigos". En cuanto quede frente a unos de ellos quede petrificada su rostro tenía rasgos humanos pero totalmente desfigurado, su cabello era fino y escaso y sus ojos eran negros como la noche. En el momento en que me iba a atacar alce mi brazo en forma defensiva y aquel calor familiar apareció extendiéndose desde mi hombro hasta mis dedos, una rafaga de energia lanzó a aquella cosa lejos de mi. Los demás al igual que yo lanzaron a los wendigos lejos de ellos pero había uno mucho más gigante, fuerte, apestoso y agresivo.

La bestia se abalanzó pero no sobre nosotros sino sobre Lizzi y nunca creí que vería algo como eso pero Astrid dio un paso frente a ella y sus ojos se iluminaron [pero no el buen sentido] levanto su mano a la altura del rostro se lograba ver como entre sus dedos aparecían destellos, en cuanto su mano se contrajo para formar un puño el wendigo comenzó a ahogarse pero avanzaba de igual manera Zeppe se abalanzó sobre Lizzi y levantó a los hermanos para sacarlos de aquel lugar. Dylan, Peter y yo ayudamos a Astrid a derribar a aquella bestia que finalmente comenzó a decaer y mientras lo hacía la sangre acumulada en boca comenzaba a brotar por las comisuras de sus ya inexistentes labios hasta quedar inconsciente en el suelo. Los apilamos y Benny los quemo con un soplete y una bengala. Cuando salimos de la mina abandonada Zeppe y Lizzi estaban de vuelta de haber dejado a los hermanos en un hospital y al haber terminado el trabajo nos regresamos a la habitación donde se estaban quedando Charlie y Benny.

Al llegar ya estábamos más tranquilos, nuestros pulsos eran normales y habíamos ayudado a dos personas había sido un buen dia:

—¡Chicos felicidades por su primera cacería exitosa! — dijo Charlie muy emocionada y aplaudiendo.

—Es verdad, no siempre puedes noquear a un wendigo— dijo Benny asintiendo.

—Muchas gracias— dijimos al unísono.

—Pero creo que  Astrid se merece un aplauso— dije mirando a la morena.

—Mucho más que un aplauso esta mujer salvó a mi chica— Zeppe estaba sacando unos vasos y Benny una botella de whisky junto una jarra de hielo.

—No es para tanto cualquiera lo hubiese hecho— Astrid se ruborizo ante lo que dijo Zeppe quizás aún le gusta y como él es feliz con Lizzi que mejor que salvar a su chica.

—Cariño no te sonrojes como un tomatito aférrate a este momento de gloria y triunfo GO-ZA-LO— al decir la última palabra hizo un movimiento con la mano de izquierda a derecha mientras los hacia tronar [ o sonar]. 

—Si que si, mi bebé tiene TODA la razón los momentos debes aprovecharlos al máximo aunque sea un triunfo pequeño como cocinar pasta o uno muy grande donde salvaste a una amiga— Peter y Dylan son unos osos de peluche gigantes... hermosos y gigantes.

Nos servimos unos tragos y festejamos toda la noche como ninguno puede dormir cada vez que nos acabamos una botella íbamos por otra hasta que amaneció y decidimos ayudar a Charlie y Benny a guardar sus cosas en su camioneta y luego queríamos visitar a los hermanos que la noche anterior habíamos salvado de aquellas bestias.

—¿Crees que deberíamos llevarle flores o chocolates u otro presente?— Dylan estaba tan nervioso que en lo unico que podia pensar era en llevarles algún obsequio.

— Podrías llevarles tu presencia— le respondió Zeppe entre risas.

—Niñito extraño nunca se llega de visita con las manos vacías algo de clase no te caeria mal— respondió Dylan también entre risas y algo de sarcasmo.

— ¡De donde yo vengo es pelea!— gritó Astrid.

—Vamos a calmarnos Bebé puedes llevarles algún peluche u otro recuerdo y tu Zeppe ayudar a mi bebe a buscarlo—dijo Peter [el que rie ultimo rie mejor nada más que decir].

—Peter tiene razón Zeppe deja de molestar a Dylan el es muy detallista te haría bien hablar mas con el— dijo Lizzi acariciando el hombro de Zeppe.

— Te acaban de dar una indirecta más que directa Zeppe ¡SE MAS DETALLISTA! no te hará mal— le grite a Zeppe que tenía cara de bobo.

—Lo que dijo Ruth por un millón— respondió Astrid.

Finalmente Dylan y Zeppe compraron un oso de peluche de winnie the pooh para cada uno de los hermanos, cuando llegamos al hospital estaban en cuidados intensivos así que nos escurrimos para entrar, dejar los peluches y una carta que decía.

"Queridos Steve y Lara esperamos que se recuperen pronto y puedan volver a hacer lo que tanto les gusta, disfruten la vida, amen sin preocupaciones, sueñen sin límites en resumen sean felices"

"Con amor"

Peter fue el creador de la carta así que por eso fue tanto amor y felicidad aunque realmente espero que esta experiencia no los convierta en personas infelices. Cuando regresamos para despedirnos de Charlie y Benny sentí aquel ruido familiar cuando papi ángel va a hablar conmigo y eso me preocupa porque nunca les dijimos que estaríamos acá y menos que vendríamos a una cacería así que posiblemente quiera mi cabeza.

— ¿DONDE RAYOS ESTAN?— sentí un grito espeluznante de rabia en mi cabeza y creo que no fui la única.

— En pennsylvania— respondí algo temerosa.

—¡QUIERO QUE REGRESEN AHORA!— hoy fue un gran dia hasta que mi papá perdió la serenidad.

 Aunque no tendría porque decirme algo ya tengo 25 años y lo conocí porque algo me asesino así que debo armarme de valor cuando llegue frente a él me tendrá que oír o morire de vergüenza en el intento... 

Un diario de Ultratumba | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora