Capítulo 5

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Los días pasaban y Candy quería ver a Anthony, pero no era posible. Archie y Stear visitaban con cierta frecuencia a Candy, los tres eran muy amigos.

Los rayos del sol iluminaban un nuevo día, Candy ya se encontraba trabajando, en ese instante un auto paro frente a la entrada del establo.

-Candy... buen día.

-Buen día Stear.

-Anda vamos de paseo.

-Si... vamos.

Los dos se dirigieron al lago, donde los esperaba Archie.

-Hola Candy.

-Hola Archie – la pecosa no pudo evitar soltar una carcajada.

-¿De qué te ríes? – preguntó Archie un poco molesto.

-Es que ese sombrero es muy gracioso – la pequeña no paraba de reír.

-No te rías... este sombrero me lo regaló el papá de Anthony... él es capitán de un majestuoso trasatlántico y viaja por todo el mundo.

-Ustedes tres son muy unidos, ¿verdad? – preguntó Candy.

-Así es Candy – contestó Stear.

-Cuando hacíamos travesuras y atrapaban a Anthony, la Tía Abuela al ver su carita de inocente, le daba tanta ternura que terminaba aplaudiendo sus gracias... ah pero cuando éramos nosotros, ella nos amarraba a un árbol – contaba Archie entre risitas.

-Que crueldad – dijo Candy algo sorprendida.

-Nuestros padres tuvieron que partir a Arabia por cuestiones de trabajo y quedamos bajo la tutela de la Tía Abuela – comentó Stear.

-Anthony... perdió a su mamá cuando tenía ocho años... a raíz de eso, nos fuimos a vivir a Escocia, pasamos unos años muy divertidos... pero extrañábamos Lakewood y aquí nos tienes – añadió Archie.

-Anthony perdió a su mamá... también vivió solito como yo – pensaba Candy.

-La mamá de Anthony tenía unos ojos lindos como los tuyos Candy... pero ella era muy hermosa.

-Que quieres decir Archie... qué no soy bonita – preguntó Candy enojada.

Archie se acercó más de la cuenta a la pecosa y le dijo.

-Candy... cuando seas grande serás muy hermosa.

Ante tal comentario el rostro de la pecosa se ruborizó, Stear se dio cuenta a donde quería llegar su hermanito e intervino.

-Archie... ¿qué estás haciendo?

-Stear... no molestes a los enamorados.

Candy se sonrojo más al escuchar semejante frase y prefirió preguntar.

La Fuerza de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora