Capítulo 13

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Los días transcurren, Anthony sigue en la casa del bosque, Candy pasa sus días bajo el estricto rigor de las clases de la Tía Abuela

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Los días transcurren, Anthony sigue en la casa del bosque, Candy pasa sus días bajo el estricto rigor de las clases de la Tía Abuela. El día de la presentación de Candy se acerca y días después se llevará a cabo el tan anhelado día del compromiso de Anthony, la gran matriarca está feliz, falta poco para el gran momento.

El exilio fue lo mejor que le pudo haber pasado a Anthony. Su cambio de vida le hizo ver que era capaz de cualquier cosa. Aquella vida ociosa, rodeada de sirvientes, quedaba atrás, de ahora en adelante lo que él quisiera hacer, lo haría sin importarle la opinión de su querida Tía Abuela, él se encargaría de hacerla entender que los Andrew, no solo eran figuras de porcelana, como las que figuraban en su habitación.

De aquel refinado y un tanto delicado joven, no quedaba nada. Muy temprano se levantaba a cortar leña, ordeñaba vacas y cuidaba el ganado en los pastizales, estas actividades las llevaba a cabo en el rancho de Tom.

Se acercaba el día del Rodeo anual de Lakewood, esta sería la segunda participación de Tom en dicho evento.

El joven Brower, cambio la elegancia de la equitación por la bravura que representaba el domar potros salvajes. Se entrenaba arduamente, él también participaría en ese rodeo.

-¡¡¡VÁMONOS ANTHONY!!! ¡¡¡SUJÉTATE FUERTE!!! - gritaba Tom.

Al concluir el entrenamiento.

-Estuvo muy fácil.

-Así parece Anthony... aunque los que habrá en el rodeo no serán nada fáciles.

-Tengo que avisarle a Candy... quiero que ella este presente ese día... ganaré por ella.

-Yo que tú no cantaría victoria tan pronto... recuerda que yo también participaré... no te será tan fácil ganarme.

-Te ganaré Tom, te lo aseguro.

Ambos rieron.

Anthony se dispuso escribirle a Candy, ellos mantenían comunicación mediante la paloma mensajera de Tom. Ese mensaje llego a manos de la pecosa y en cuanto terminó de leer la nota, asustada, corrió a contarles a Archie y Stear.

-Tranquilízate Candy, Anthony ya no es un niño, verás que hará un buen papel en ese rodeo.

-¿Lo crees Stear?... un rodeo no es igual que una competencia de equitación.

-En eso tienes razón Candy, yo jamás sería capaz de montar un caballo salvaje - comento Archie.

-Supongo que le escribirás dándole ánimos, ¿verdad, Candy? - preguntó Stear.

-Por supuesto que si... solo que... - la pecosa miraba por todos lados.

-¿Qué pasa Candy? - preguntó Archie.

-La paloma mensajera, no la veo, se ha ido.

-No te preocupes por nada Candy... ve a escribir tu nota, yo me encargare de los demás.

La Fuerza de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora