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Era una mañana muy fría, era muy claro que el otoño estaba presente. Ella ahí sentada en total y absoluto silencio, se decía una y otra vez, "todo está bien, es lo mejor, es lo mejor para los dos, no debo dar marcha atrás, no debo". Finalmente lloró.
-¿Puedo ayudarte?
Ella limpió rápidamente su rostro, miro a aquella persona que le ofrecía ayuda. Se puso de pie y se arrojó a los brazos de él y continúo llorando.
El tren que anunciaba su llegada hizo que Candy se apartara del chico. Minutos más tarde los dos subían al tren.
Él no quiso importunarla, espero a que ella hablara. Más no fue así y él rompió con el inquietante silencio.
-Qué fue lo que pasó.
-Nada, no pasó nada.
-Candy, qué fue lo que pasó – insistía su acompañante.
-No quiero hablar del tema. Si no te molesta deseo dormir, no quiero hablar por ahora.
Terry respetó el silencio de Candy, pero sólo sería por ese momento. La chica cayó en un profundo sueño, se le notaba muy agotada, muy triste, al parecer quería desaparecer sin importar nada, nada tenía sentido para ella.
Terry había llegado muy temprano a la mansión Andrew, esperaba un milagro ahí parada en el Portal de las Rosas, deseaba con toda su alma que ella se arrepintiera, que saliera a buscarlo y le dijera: "no hay duda en mi corazón, lo he comprendido, sólo te amo a ti, sólo quiero estar a tu lado, tú eres el amor de mi vida". Pasaron algunos minutos y él se dispuso a partir, no quería ser testigo de aquella unión, aunque prometió estar.
A paso lento se alejaba, más el llanto de una mujer le hizo voltear, era ella, el amor de su vida. Quiso ir en su encuentro, tomarla entre sus brazos, consolarla, quería tomar sus lágrimas, más solo se limitó a observarla, para luego seguirla, no quería importunarla.
Sus pasos los llevaron a la estación del tren. Ella parecía que no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor, no se había percatado que Terry estaba a su lado. Terry se limitó a contemplar como ella lloraba amargamente, algo le impedía consolarla y sólo le quedaba ver como el amor de su vida sufría.
Finalmente, ambos subieron al tren.
Días después en un parque.
-Ahora si me dirás qué pasó con Anthony.
Candy no tuvo más remedio que contarle toda la historia a Terry.
Al concluir.
-No puedo creerlo. Es sorprendente lo que me cuentas Candy.
-Como verás ya nada es posible entre Anthony y yo. Ahora solo me resta seguir sin los Andrew.
