Capítulo 15

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Candy, Stear y Archie, miran incrédulos la escena. Anthony postrado en una silla de ruedas, con los ojos cerrados, pretendiendo con esa actitud escapar del mundo, evitar las miradas de lástima que seguramente le observan.

Elroy, la enfermera y Anthony, se apresuran a la nueva habitación del joven Brower. Stear intenta entrar, pero Elroy le evita el paso y cierra con llave la habitación.

-Esto es muy absurdo, fue una mala idea consentir que Anthony fuera traído a este lugar, lo mejor hubiera sido llevarlo a Nueva York.

-Tranquilícese Sra. Elroy, Anthony está muy bien en este lugar, no le hace bien estar rodeado de doctores, enfermos... créame, el ambiente de un hospital es muy deprimente. Este lugar es el ideal para su recuperación.

-Cómo puede hablar con tanta tranquilidad... es que no lo ve... ahí postrado en esa silla de ruedas, sin hablar, sin poder moverse y me dice que él está bien.

-Tenga fe, él algún día hablará y pronto estará de pie, es solo cuestión de tiempo.

Mientras, recargados en la puerta, Candy y los chicos tratan de escuchar lo que se habla dentro de la habitación.

-Por qué susurran, no escucho nada – decía desesperado Stear.

-Por qué la Tía Elroy nos hace esto, queremos estar cerca de él.

-Tranquilo Archie, tarde o temprano lo veremos – decía Candy con gran ánimo.

Dorothy se acercaba a ellos con una charola en las manos.

-Es el almuerzo de Anthony, ¿verdad Dorothy?

-Así es Candy.

La mucama llamó a la puerta, Elroy abrió y cerró rápidamente.

-Deje la charola en aquella mesita por favor – pidió la enfermera.

-Eso es todo Dorothy, puedes marcharte – ordenó Elroy.

-Permiso.

Al salir, la mucama dejo entreabierta la puerta a propósito, sin que Elroy se diera cuenta.

-Anthony, es la hora de tu almuerzo, espero que estando en tu hogar tengas ánimo de comer algo – la enfermera daba de comer con cariño al joven Brower, como si se tratara de un bebé. Anthony, no reaccionaba y sus ojos permanecían cerrados.

-Vamos Anthony, prueba un poco, se ve deliciosa la sopa, anda.

Elroy se desesperaba aún más con esa situación y no podía evitar maldecir su destino, maldecir el momento en que Candy llegó a la vida de los Andrew, sus crueles pensamientos son interrumpidos por la forma abrupta que Candy y los chicos entraron.

-¡¡¡QUÉ HACEN USTEDES AQUÍ... QUIERO QUE SE MARCHEN EN ESTE MISMO INSTANTE... VAMOS QUE ESPERAN, MARCHENSE!!! – gritaba Elroy al borde del llanto.

La Fuerza de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora