Capítulo 26

338 23 3
                                    

En un restaurante, Elroy y Candy tomaban el té

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En un restaurante, Elroy y Candy tomaban el té. La matriarca no podía ocultar su preocupación, Candy lo había notado más no se atrevía a preguntar. Hasta que por fin ella habló.

-Faltan unos cuantos días para el cumpleaños de Anthony y ese día él habrá de casarse – el tono de la matriarca era demasiado ceremonioso, un tanto frío –ese día debería ser el más feliz de Anthony, sin embargo...

-¿Sin embargo?, por qué se ha quedado callada... Tía Abuela por qué llora – preguntó Candy angustiada.

--La matriarca limpió sus lágrimas y aclarando su garganta dijo – has sufrido mucho, sé que tu vida no ha sido nada fácil mi querida niña – decía al tiempo que miraba con ternura y con un poco de compasión a Candy.

-No entiendo... de que me habla Tía Abuela.

-Anthony... Anthony se casará con Elisa y tú regresaras a Londres o tal vez decidas ir a estudiar a Nueva York, tú eliges.

-Elisa... Elisa se casará con Anthony... pero Tía Abuela... es que aún no me cree... lo del colegio fue un mal entendido, entre Terry y yo no hay nada, solo somos amigos... yo amo a Anthony... usted ya estaba de acuerdo con nuestro noviazgo.

-Candy – interrumpió la matriarca – hace años di mi palabra a los Leagan y tengo que hacer valer esa promesa como lo haría una dama de mi posición.

-No... no puedo creer lo que está diciendo, dígame que es una broma, que es un castigo por no ser una buena alumna, porque vine a América sin su consentimiento... por favor no me aleje de Anthony... por favor no lo haga.

-Lo siento Candy... Anthony habrá de casarse con Elisa, tienes que aceptar mi voluntad.

-El rostro triste de Candy se tornó inmediatamente en un rostro indignado, su mirada llorosa despedía coraje y con voz decidida enfrentó a la gran dama – usted mencionó que he sufrido demasiado y adivine que, no voy a permitir que me alejen del hombre al que amo, así tenga que ir en contra de usted. En cuanto Anthony se entere de esta situación se negará a su capricho, él y yo nos vamos a casar aun sin su bendición, no estoy dispuesta a sufrir más. Anthony me ama y eso es lo único que cuenta.

-Serías capaz de escapar con él.

-Por supuesto que sí, nos iríamos lejos de usted, de los Leagan, de todo aquel que se interponga a nuestro amor.

-No harán semejante cosa. Estarías cometiendo el peor de los pecados.

-¡¿PECADO?!, no es ningún pecado amar, como puede decirme eso.

-Veo que estas dispuesta a todo por Anthony, bien, creo que no tiene caso ocultar la verdad, la cual es preciso que la sepas y solo así me entenderás y tú misma por tu propia voluntad habrás de alejarte de Anthony... a los dos días de haberte enviado la carta donde daba mi consentimiento a tu noviazgo con Anthony, asistí a una cena en casa de los Smith, en ella escuché un rumor desagradable, más no le di importancia. Una semana después en una reunión de caridad aquel rumor volvió a imperar y cuando llegue a casa contacté a George y le di la orden de averiguar – la matriarca guardó silencio tenía que tomar valor para continuar – hace unos días llegó a mis manos un sobre con la anhelada información, rogaba porque el contenido fueran buenas noticias, al leer los documentos juró que sentí mucha tristeza por ti, quería que todo fuera una mentira, más sin embargo... lo lamento tanto Candy.

La Fuerza de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora