Capítulo 16

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Después de su aburrida e insoportable lección, Candy sale al jardín

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Después de su aburrida e insoportable lección, Candy sale al jardín.

-Muy pronto será mi cumpleaños... y él no podrá decirme "feliz cumpleaños Candy"... las Dulce Candy están por brotar... me siento tan triste... quiero verte.

Mientras en la habitación de Anthony.

-Que diera por salir de esta habitación... de nada sirve que este cerca de Anthony si no puede hablar... nada de esto estaría pasando si él no se hubiera dejado llevar por sus estúpidos impulsos, si al menos hubiera seguido mis instrucciones, ella sería la que estuviera ocupando esa silla de ruedas – se decía una y otra vez Elisa.

Después de un fuerte suspiro se levantó del sillón y se acercó al chico.

-Anthony... abre tus ojos para mí, por favor... yo solo quiero cuidarte, estar cerca de ti, como en Escocia... no me ignores por favor – y después de varios minutos – nada funciona, ah, lo mejor será irme de esta deprimente habitación – pensaba la chiquilla mientras se dirigía a la salida.

El joven Brower al estar solo, abrió sus ojos y susurró... "Candy".

El siguiente día se repitió lo del día anterior y así paso durante un largo mes.

Aquella tarde de la mansión salía a toda prisa una desesperada Candy, corría y corría, hasta llegar a la casita del bosque.

-Eso es todo – termina de relatar la pecosa, al tiempo que limpiaba su rostro lloroso.

-Por lo que me cuentas nada va bien en esa casa.

-Nada Albert... ya no soporto las reglas de la Tía Abuela... sé que lo hace por mi bien y lo acepto... pero hay veces que quisiera salir huyendo, como esta tarde... solo unos minutos me deja ver a Anthony – Candy sollozaba – Rita dice que Anthony no está bien, que siempre está triste... ya no puedo más, ya no puedo más, quiero irme al Hogar de Ponny – la pecosa se desploma en los brazos de su amigo.

-Tranquilízate Candy... estoy seguro que las cosas van a mejorar, además no puedes irte, él te necesita.

Después de una breve pausa y más serena, la pecosa habló.

-Tienes razón Albert, gracias por escucharme, por aconsejarme... algo se me tiene que ocurrir para poder estar más tiempo con él.

-Esa es la Candy que quiero ver, siempre sonriente... ya es tarde, debes regresar.

-Si... adiós Albert... adiós Puppe.

Candy regresa a la mansión con un optimismo renovado. En cuanto llega a casa, se dirige a la habitación de Rita, con quien habla por varios minutos.

Al caer la media noche, por una ventana cae una cuerda y por ella una sombra se desliza sagazmente. Al estar en tierra firme, con cautela se apresura a una habitación, de la cual la ventana esta entreabierta.

La Fuerza de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora