uno.

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DongHyuck abrió somnoliento uno de sus ojos, observando el panorama de la clase. Se estaba aburriendo como nunca lo había hecho y es que no podría importarle menos aquella asignatura. Si por él fuera nunca asistiría a esa calurosa aula.

Hundió su rostro entre las palmas de sus manos, cerrando de nuevo ambos ojos y dejando a su mente divagar.

Realmente los únicos dos motivos por los que asistía a esa asignatura eran porque quería aprobar el curso y también porque la vista merecía la pena.

Sí, la merecía, y es que el profesor Lee era un regalo a la vista. No tendría más de treinta años y eso a DongHyuck lo emocionaba. Aunque de hecho, el profesor Lee no aparentaba su edad, puede que fuese por su afeitado rostro o por su estatura no muy elevada, pero de todos modos el dormilón chico de pelo naranja pensaba que era un ángel caído del cielo.

Cuando a principios de año el señor Lee se presentó como su profesor de física, DongHyuck se sorprendió, recordaba que incluso asustó a un par de alumnos cuando emitió un chillido de sorpresa. Él pensaba que eso de los profesores jóvenes eran una patraña que habían creado las películas y libros, pero no era así.

El compañero y amigo del chico, YukHei, pensaba que su supuesto enamoramiento por el profesor era solo un tonto capricho que pasaría con el tiempo. Y puede que fuese cierto, pero DongHyuck se negaba a admitirlo, decía que amaba al profesor con todo su corazón. Repetía eso todos los días al salir de aquel aula, y media clase sabía sobre la adoración que le tenía el chico al profesor, pero lo trataban de ignorar. Todo el mundo sabía que ese tipo de relaciones entre profesor y alumno nunca pasarían, pero nadie sé lo decía a DongHyuck.

YukHei propinó un leve codazo en el costado de su compañero, tratando de advertirle para que prestara atención a la asignatura, ya que el profesor lo miraba con el ceño fruncido mientras daba la explicación. Pero DongHyuck ignoró a su amigo y continuó con sus ojos sellados mientras descansaba la cabeza sobre sus manos. Tan incómodo.

Ni tan siquiera pasó un minuto cuando volvió a sentir una pequeña punzada en su costado. De nuevo YukHei le había dado un codazo y harto de aquello le dedicó una mirada dura, con el ceño fruncido y el semblante serio.

—El profesor se está enfadando, tío.— advirtió en un susurro ignorando el ceño fruncido de su amigo. La mirada del pelinaranjo se suavizó y miró en dirección al profesor, que explicaba algo paseando la mirada por toda el aula.

DongHyuck quedó en silencio unos segundos, escuchando la ronca voz de su profesor. Para él era hipnótica, podría estar escuchando su voz por horas sin cansarse, le parecía una lástima que todo lo que salía de los pequeños labios del profesor fueran palabras tan aburridas y sin gracia.

—A mí me parece que está como siempre.— comentó después de un tiempo en un tono de voz bajo para que nadie lograse escucharlo. YukHei negó con rapidez y murmuró un «espera»

Y eso hizo, esperar.

Vio como el profesor gesticulaba con sus grandes manos enfatizando frases o palabras, o como de vez en cuando sonreía ante un comentario ingenioso, o como simplemente trataba de hacer la asignatura más amena. DongHyuck pensó, y solo pensó que quizás el señor Lee sabía que aquella asignatura aburría a la gran mayoría de sus alumnos, pero aún así parecía que a él le gustaba mucho. Su pasión. Aunque DongHyuck pensaba que no tardaría mucho en cambiar de opinión y amargarse como la mayoría de los profesores acababa haciendo por el carácter aburrido de los alumnos ante las clases.

Mordió su labio inferior mientras observaba al joven profesor pasear la mirada por el aula. DongHyuck oía la grave voz del hombre sin entender ni una sola palabra, sonaba tan lejana.

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora