tres.

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—Si yo ya te lo había dicho, eres subnormal.— soltó el alto mientras se entretenía jugueteando con un bolígrafo. DongHyuck se dejó caer sobre la mesa, descansando su cabeza en esta. La madera del pupitre contra su frente estaba más fría que nunca.

—No me ayudas.—murmuró.

YukHei lo observó unos segundos, después de encogió de hombros restándole importancia.

—Tú te lo buscaste.

—¡Venga ya!— exclamó el pelinaranja, levantando su cabeza totalmente indignado ante las palabras de su amigo.— Lo hice sin pensar, yo que sé... ¿Acaso quieres que me expulsen y castiguen de por vida?

—Justo, eso es lo que quiero.— sonrío YukHei. DongHyuck le propinó un puñetazo en el brazo, provocando la estridente risa de su amigo.— Es coña,—aclaró aún entre risillas— pero tampoco sé qué quieres que haga. Lo hubieses pensado antes de hacerlo, ahora te toca apechugar.

—¡No, no! Venga, ayúdame.

Las súplicas del muchacho continuaron hasta que la profesora de filosofía apareció en el aula. Al finalizar la clase, los lloriqueos de DongHyuck volvieron.

—Podrías... Podrías hablar con el señor Lee.— propuso haciedo un puchero. De verdad el estaba intentando convencerlo.— En el peor de los casos podrías hablar con mi abuela para que no me castigue.

YukHei lo observó durante varios segundos. No tardó en dejar escapar una sonrisa divertida.

—Que te jodan.

—¡Bueno, pero no ahora!— chilló enfurruñado.— ¡Eres el peor amigo de... Del mundo!

El moreno ignoró las habladurías del otro. Rodó los ojos mientras se rascaba la barbilla, harto de la situación.

—¡Ya sé! Puedes seducir al profe.

YukHei se atragantó con su propia saliva, creando una imagen algo torpe.

—A la mierda, me voy a cambiar de sitio.— dijo el alto poniéndose en pie con el chirrido de la silla al ser arrastrada bruscamente por el suelo.

—No, Yukkie.

—Sí, Yukkie.— respondió mientras buscaba con la mirada algún sitio libre en el aula. Al no encontrar sitio alguno, señaló a un escuálido muchacho varias mesas atrás.— ¡Eh, tú, te cambio el sitio!

El muchaco se sobresaltó ante el llamado, y algo confuso se señaló a sí mismo mientras murmuraba un "¿yo?" El joven moreno asintió rápidamente.

—Pero...—

—Rápido, antes de que llegue la delegada.— dijo el chino metiendo prisa al muchacho e Interrumpiéndolo con ello. El joven recogió sus pocas pertenencias y se dio prisa en cambiarse de sitio.

—¡Exagerado!— exclamó DongHyuck viendo a su amigo marcharse al que sería su nuevo sitio a partir de ahora. Su nuevo compañero de pupitre se sentó a su lado, dejando caer varios libros sobre la madera de la mesa.

—Renjun.— se presentó el muchacho sin siquiera molestarse en mirar al pelinaranja.

—Lee DongHyuck.

El tal Renjun asintió, abriendo una de las libretas que había dejado caer sobre la mesa anteriormente.

En aquel momento, la delegada de la clase, Kim EunBi, entró al aula. La pequeña muchacha iba como siempre, cargada de papeles y libros. La chica carraspeó un par de veces, tratando de hacerse notar. Cuando tuvo la atención de todos, anunció:

—Chicos, la profesora de inglés está de baja, la sustituta nos quiere en la biblioteca ya.

Tras el anuncio, el ruido de sillas moviéndose y cremalleras de mochilas siendo abiertas se hizo casi insoportable.

Cuando todos salían por la puerta camino a la biblioteca, una fina mano se posó en el brazo de DongHyuck, frenándolo justo cuando se disponía a salir.

—La directora te quiere en su despacho.

Mierda. Jodida mierda.

—La cagaste bien, Hyuck.— comentó la muchacha, soltandole el brazo lentamente, en una suave caricia que trataba de animarlo.

—Lo sé.— admitió. EunBi lo observó con lástima.

—Si te expulsan, que sepas que te echaré de menos.

El estudiante fingió llorar,  tapándose ambos ojos con las palmas de sus manos y soltando gemidos lastimeros.

—Es lo más bonito que me han dicho.

La muchacha soltó una adoranle risilla nasal mientras tomaba al muchacho por los hombros.

—No seas tonto, va en serio...

—Ya, ya, lo sé EunBi. Tú nunca bromeas.— comentó rodando los ojos. La muchacha asintió no muy convencida, y tras darle una palmadita amistosa en la espalda al chico, habló.

—Ves ya antes de que crea que te has escaqueado, no te conviene enfadar más a esa mujer.

DongHyuck asintió, y despidiéndose de la muchacha se dispuso a recorrer los extensos pasillos hasta llegar al temido despacho de la directora.

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora